Tiene un puesto jerárquico en el Instituto contra la Xenofobia, el Racismo y la Discriminación pero incumple con sus deberes parentales. El relato desesperado de una madre desde Catamarca. Cría sola, hizo el reclamo de cuota de alimentos por vía judicial, su hija ya tiene 5 años, la justicia y el progenitor ausentes. Una problemática escandalosa en todo el país, el abandono de las responsabilidades paternas.
Hace 5 años que Celia Matus viene con esto de reclamar por vía judicial lo que corresponde para su hija, vive en Catamarca, en el Departamento de Tinogasta. Es empleada pública y su sueldo es de $46 mil, alquila una habitación monoambiente por $10 mil. Tiene 3 hijxs, la mayor de 23, un niño de 13 y la más pequeña de 5 años. Uno de los tantos casos de pedido de ayuda que llegan a esta redacción.
El papá de su hijo varón, a pesar de la separación, nunca dejó de estar presente y participa en el cuidado y manutención. En cambio, la historia con el progenitor de la hija más pequeña es distinta o, lamentablemente, similar a la de tantos hombres que reproducen estereotipos discriminatorios contra las mujeres y ejercen violencias hacia las infancias. Pero hay un dato destacable y es que trabaja en el INADI (Instituto Nacional contra la discriminación, la xenofobia y el racismo) de Catamarca. El INADI es un organismo nacional del Estado argentino que tiene como fin combatir la discriminación en todas sus formas. El dato suena impactante pero es claro que el patriarcado, la misoginia y las violencias de género están presentes sin excepción de ámbito ni clase social, sin dejar de mencionar la mirada culposa de la sociedad que se reproduce siempre sobre la mujer. Seguramente ella es 'la vividora, la puta, la aprovechadora, la que se embarazó a propósito, la que abrió las piernas, la que tiene hijxs para cobrar planes', así se lo hacen sentir desde el ámbito judicial, según el relato de esta mujer, madre, que sólo pretende darle lo necesario a sus hijxs para cubrir las necesidades de crianza y desarrollo.
El relato de Celia
La pareja convivía y se produce el embarazo. Cuando habían transcurrido 4 meses de gestación, él decide irse. “Se levantó a media noche y se fue. Le pregunté qué le pasaba y me dijo que estaba cansado y se iba a su casa. Ahí me enteré que tenía otra pareja. Intenté seguir adelante, no me quedaba otra pero me costó mucho hasta el día de hoy asumir todo, pasamos por muchas necesidades con mi hijita.”- cometa la Catamarqueña.
La bebé de Celia nació el 13 de Julio de 2017 y fue cuando se dio cuenta que la situación requería iniciar reclamo de alimentos por la vía judicial ya que, como es común, por voluntad propia del progenitor no ocurriría. Según describe la mujer, el incumplidor tenía un kiosco y a veces le decía que pasara a buscar mercadería, ella le pedía pañales y tenía que ir a buscarlos, él nunca se los acercaba. Ante esta realidad, que era un cachetazo para la mujer y su bebé, decide iniciar el correspondiente reclamo por alimentos en el sistema judicial, pensando que en dos meses tendría la cuota alimentaria pero, como millones de mujeres en Argentina, se chocó con el muro misógino del sistema de Estado Patriarcal. “Cada vez que lo citaban no se presentaba, la última citación tuvo que venir y lo primero que dijo fue que no estaba seguro que era hija de él”- relata la víctima y agrega que el Juzgado le dijo que “no podían hacer nada y no me podían ayudar porque él no reconocía a su hija”.
“Tuve que buscar una abogada privada porque de oficio no me trataban bien, es muy cruel el poder judicial con las madres y parece que sólo trabajan para el amiguismo”- manifiesta.
Fue así que se inició el pedido de ADN que dio positivo. “La jueza dictó una cuota provisoria en Julio del 2020 pero no la paga”- relata la mujer.
Celia estuvo esperando durante un año a que, entre el juzgado y el laboratorio, le dijeran algo. En ése trayecto su caso estaba en manos de la Abogada Silvina Barrionuevo quien, según describe Celia, le pide “esperar un poco y ser comprensiva porque él tenía otra hija que se había enfermado, mi hija y yo no importábamos”.
Cabe mencionar que de los reclamos de incumplimiento alimentario que se denuncian en el poder judicial, los más “simples” (aunque no lo son) suelen ser aquellos donde el incumplidor tiene un sueldo registrado ya que el juez/jueza ordena la retención de un porcentaje (que casi nunca supera el 30 % del sueldo) y ése monto se transfiere a una cuenta judicial a nombre de la madre cuidadora. Celia expone que, a pesar de la medida de cuota provisoria dictada por el Juzgado y la cuenta bancaria que se abrió, nunca procedieron a embarlarle el sueldo. “Se empezaron a tirar la pelota entre el juzgado y el banco”- asegura.
Una periodista de Catamarca buscó ayudarla comunicándose con el INADI y habló con trabajadorxs de la institución que prometieron interceder ante tal situación, eso generó que el incumplidor le empiece a dar $ 5 mil por mes unos meses y luego nada. Suele evidenciarse, como en este caso, el “miedo al escrache” que sienten ante la prensa o el conocimiento público del caso y por ello responden con algo de migajas pero nada sostenible. “Le mando mensajes diciéndole que no tengo para comer ni para los gastos del jardín de la nena y ni me responde, es horrible. Hace unos meses le rogaba yo y ¿sabés que me trajo? Bolsones de alimentos que reparten en la política”- sostiene esta madre desesperada.
Nadia Cuello es su nueva abogada desde Catamarca, Celia la menciona con énfasis y describe una de las rutas críticas que también se repiten en los relatos a lo largo y ancho del país, tanto por la inacción del poder judicial como por la complicidad de las instituciones y empresas que en lugar de bregar por los DDHH y en contra de las violencias de género, son cómplices del pacto de machos:
“En abril de este año decido contratar como sea a una abogada que trabaja y no transa, porque el resto son todos amigos, se venden, se piden favores y gracias a esta abogada descubrimos que ¡en el expediente del juzgado no había nada! ¡Mentían! ¡Nunca habían mandado la orden de retener el porcentaje del sueldo ni notificado al banco! Yo debería estar cobrando alimentos provisorios al menos y nada!”
En su caso interviene el Juzgado de Primera instancia en lo civil, comercial y de familia de la quinta circunscripción Judicial Tinogasta a cargo de la Dra. Patricia Susana Almendra.
La abogada de Celia solicitó respuestas en la institución bancaria sobre el por qué no retienen el sueldo del INADI. Pero no hay respuestas aún ni del banco ni del Inadi ni del poder judicial. “Al final la jueza lo que menos hace es velar por nuestros niños y niñas, nos dejan a la deriva y encima cuando vas al juzgado sentís que te tratan mal y te juzgan como mujer y madre, ya venís de nuevo por acá – te dicen- y ¿quién te mandó a tener hijos?!”
Celia cuenta que estuvo a punto de no seguir con el reclamo judicial por el agotamiento sin resultados que vivió hasta ahora, por el costo económico que tiene que afrontar cuando justamente le faltan recursos, también relata que se empezó a dar cuenta que no era la única mujer en esta situación y desconoce las leyes entorno a este delito, sólo quiere que el progenitor no abandone, al menos, lo económico para que su hija no pase carencias como hasta ahora. No le interesa que haya vínculo forzado con todo este comportamiento. Asimismo confiesa que fue denigrante sentir que el padre de su hija la obligó a hacer ese ADN para corroborar su paternidad. “Pucha, no pensé que él podía ser así, es muy cruel lo que hizo y el sistema también. Yo quiero solo que el 'ayude' porque no puedo tomar otro trabajo y ausentarme todo el día porque ¿quién me cuida la criatura? Además él tiene otros tres hijos grandes ya y ¿por qué a esta hijita no?”- cierra la Catamarqueña y agrega que se siente mal ante tanta violencia, que se siente abandonada y discriminada como mujer y madre porque sobrevuela la culpa sobre la mujer, ya que le dicen “para qué te pones a tener hijos si no los vas a poder mantener sola?”, siente un vacío sin justicia.
El caso de Celia grafica muchos de los aspectos que se repiten en millones de casos en Argentina, lo sobresaliente pero no sorprendente es que el incumplidor alimentario es un funcionario público que trabaja en el Instituto INADI donde se supone que luchan específicamente contra todo tipo de discriminaciones. Otro aspecto que muestra el caso de Celia es el desconocimiento en leyes y derechos que es común a la mayor parte de las víctimas, la naturalización social del patriarcado respecto al rol de la mujer en la sociedad como única responsable del cuidado de lxs hijxs y la irresponsabilidad del varón. Esta violencia de género y violación a los DDHH de mujeres e hijos/as está tan naturalizada en la sociedad bajo los estereotipos de la reproducción social/sexual del trabajo que ni los operadores judiciales interpretan bien las leyes, ni la sociedad termina aún de comprender la magnitud y gravedad de las consecuencias del abandono paterno.
La doctora en Políticas Sociales, abogada, docente y consultora internacional Claudia Hasanbegovic destaca que existe la Ley 13.944 en el Derecho, vigente desde el año 1950, que PENALIZA CON CÁRCEL EL INCUMPLIMIENTO DE LOS DEBERES DE ASISTENCIA FAMILIAR.
Ley que no se aplica por esa mirada e interpretación patriarcal vigente en lxs operadores del poder judicial que desestiman el delito. Esto se denomina “ilusión legal” – describe la profesional- y consiste en que la Ley existe pero hay un abismo para lograr que ese derecho se aplique porque “quienes tienen que aplicarla no usan los lentes violetas ni siquiera los lentes transparentes, usan los lentes del patriarcado, entonces interpretan que los 'papás' que no pasan alimentos no son delincuentes. Esto se ve no sólo en la práctica constante sino en investigaciones y tesis de Doctorado. El Estado así incumple con la Constitución y los Tratados Internacionales de DDHH y protección para las mujeres, niños/as y adolescentes (NNA), a los que adhiere.”