La escritora presentó su libro en Pinamar en el marco del prestigioso ciclo “Verano Planeta”. Los mandatos y la insatisfacción subieron al escenario con Laurita, la protagonista de la novela, para ser afrontados con humor y saber por Marina, su autora. Es ficción, aunque parezca bio. De todo eso charlamos en esta entrevista exclusiva.
Estamos sentadas en la bellísima Vieja Hostería de Pinamar, donde cada año Editorial Planeta nos invita a realizar entrevistas, previo a la presentación del libro en el Teatro de la Torre, con apoyo de la municipalidad. La tarde de febrero es hermosa y el lugar mágico. Marina tiene esa capacidad de llevarte por lugares inéditos en la entrevista, con elocuencia, sencillez y humor. Algo que evidentemente sobresale también en su nuevo libro “Gelatina libre” a través de “Laura” o “Laurita”, la protagonista de esta novela que poco ¿o mucho? tiene que ver con su autora.


- Marina firma sus libros con una particularidad, creó sus propios "sellitos" que agrega al firmar. Son dibujitos de "permitidos", típico de las dietas.
Laura es una mujer de alrededor de 25 años, periodista que trabaja en producción radial, es gorda, gordita, robusta, rellenita, y todo en su vida pasa por la dieta, el cuerpo, lo exterior, la mirada ajena y su voz interna que no para. No es feminista claramente. Es competitiva, mala, prejuiciosa. Todo el tiempo en su cabeza esta comparándose con otras.
Marina es periodista y escritora, conoce ese mundo laboral pero nunca hizo producción radial. Es feminista y fue una de las pocas Editoras de Género del país durante años. No piensa todo lo que piensa su personaje ni cree en todo lo que cree Laurita.
La confusión viene porque el libro habla en primera persona y se produce como una simbiosis donde a la autora le preguntan todo el tiempo si es auto referencial.
Le costó mucho construir una mujer no feminista siendo ella feminista porque quería cuidar cada tema y temía por cómo se podrían interpretar ciertos pensamientos de Laurita, que no son pensamientos de Marina, no los comparte claramente. Ahí hay una gran habilidad de escritora, que se distancia de la escritura periodística y de ella misma.
Pero se produce entonces una especie de simbiosis entre Marina Abiuso, la escritora de Gelatina libre y “Laurita”, la protagonista del libro. Quizás la primera confusión viene porque está escrito en primera persona y cuando su autora lo narra toma ese lugar, quizás porque en el imaginario le ponemos la cara y el cuerpo real de la autora, necesitamos ponerle una imagen. Quizás porque es tan real lo que le pasa a Laurita, que identifica a tantas mujeres. Lo cierto es que llega la pregunta: “¿Es auto referencial tu libro?” y Marina sonríe, se nota que se lo preguntan siempre.
“Esto es una terapia de shock evidentemente, un error de cálculo total, porque nunca me gustó hablar del cuerpo pero ahora no me queda otra. Pero también hay algo interesante con lo que va pasando con el libro, yo creo que tengo algo de Laurita, todas tenemos algo de Laurita. Cualquier mujer se va a encontrar en ella porque no se trata solamente del peso, sino de la fuerza y de la insatisfacción, de eso que estas mirando que siempre te falta, siempre vas a estar machancándote con algo a vos misma. Hay un mal que tiene que ver con la época que vivimos, sos mami y estas mirando que otra mami hace mejor las cosas, y entonces nunca estás `pipón/a´ con la vida porque siempre estas detrás de eso que te falta. Se corre el arco, nunca es suficiente, es muy difícil escapar a eso”.
Gelatina libre encuentra identificación, feedback, en las incorrectas, las que sienten que no encajan, las inadaptadas que buscan entrar en la norma. Quizás en la mayoría de nosotras porque va más allá de la obsesión por el cuerpo y las dietas de Laurita, refiere entonces a la insatisfacción que nos agobia la vida, porque siempre nos dijeron que no estábamos bien, que no servíamos, que no sabíamos, y nada alcanza. Ahí quizás es donde cala Laurita, en todas nosotras.
Sobre la escritora y el periodismo
Abiuso arrancó a trabajar a los 18 años. Empezó de pasante en una radio atendiendo teléfonos, cobraba en Lecops. Estudió en la escuela de periodismo TEA y entró como pasante a Clarín. También escribió algunos años para revista “Luna” de Chile, una revista femenina que se editaba desde Buenos Aires. Ahí escribía sobre diversos temas, sociales, editaba el horóscopo, notas de servicios y muchas sobre “como bajar la guata y subir el poto” – comenta entre risas la entrevistada. Algo de esas notas le servirían luego para construir a Laurita, este personaje de ficción en Gelatina libre.
De esos años vivió y aprendió lo que fue escribir a medida, el sistema anterior de la gráfica impresa, el cierre de edición y otras cosas del periodismo que cambiaron drásticamente en los últimos años con la digitalización. Hoy rige la inmediatez y la síntesis por sobre la profundidad.
“Eso es algo que me cuesta mucho y sobre todo me hizo darme cuenta que no pensé que iba a ser vieja tan joven”- relata Abiuso en referencia a que tiene 41 años pero le incomoda la aceleración de los cambios que le tocó vivir en la profesión. Siguen las risas mientras relata: “Cuando empecé a laburar ya había internet pero yo no tenía celular, entonces pasaba los informes periodísticos desde el teléfono público, por eso reconozco que algunos cambios trajeron cosas buenas”.
La biografía de Marina dice que, sin quererlo, luego de trabajar en gráfica durante años, entró en televisión (TN) donde conoció también el lado B de la exposición mediática. Su paso por la tele le sumó visibilidad pero hace dos años decidió virar el timón sin dejar de ejercer su amada profesión que la define así: “Pueden dejar de existir los medios pero yo voy a seguir siendo periodista, cuando sos periodista no hay manera de sacarte lo que sos”. Lo cuenta enrelación a que luego de su paso por la tv se volcó a hacer un proyecto de periodismo documental en formato Podcast llamado “1983”, sobre los primeros 12 meses desde la recuperación de la democracia en Argentina, donde pudo adentrarse en los archivos de ese momento histórico tan importante. “Soy una fanática del archivo y disfruté mucho haciendo este trabajo que quizás no se ve tanto en la televisión pero es algo que siempre disfruté de hacer, como escribir.”
Marina es coautora de Amalita (2013), biografía no autorizada de Amalia Lacroze de Fortabat. Fue redactora de la revista Noticias, los diarios Perfil y Clarín, entre otras publicaciones. Trabajó en Telenoche, A dos voces y la señal de noticias TN como editora de Género. Actualmente coordina el espacio PUNTO DE ENCUENTRO de elDiarioAR y Amnistía Argentina
Gelatina libre es su primera novela y trata del diálogo interno de una mujer, la protagonista, sobre los mandatos, las presiones y la obsesión por la dieta, sobre todo en las mujeres como algo naturalizado.
“La palabra gorda en Argentina es el ancho de espada de los insultos”- M. Abiuso


Con “Gelatina libre” está en gira de difusión con la Editorial del Ciclo “Verano Planeta” que ya lleva 28 años junto a los municipios de Mar del Plata y Pinamar. Durante la presentación en el Teatro de la Torre, la Secretaria de Cultura municipal, Alejandra Apolonio, le hizo entrega de un reconocimiento como personalidad destacada.
Sobre el libro
Laura o Laurita, según el momento y quién la nombre, es periodista y trabaja en producción en una radio. Es una persona que está completamente obsesionada con su cuerpo, con su peso. Todo lo que le pasa, pasa por ese cuerpo, por la dieta, por cómo se ve a sí misma, por cómo cree que la ven los demás y por cómo ella ve a las otras. Su historia está todo el tiempo atravesada por esos mandatos y esa idea.
“El mal de esta época es la insatisfacción, se corre el arco, nunca es suficiente” M. Abiuso
La acción transcurre en el año 2007 en Argentina pero es bastante vigente, afirma la autora, y argumenta desde su saber periodístico:
“Argentina es el segundo país con mayor cantidad de personas con problemas de la conducta alimentaria, este dato no es menor y lo publica la nutricionista Jesica Lavia en: Sobrevivir a un mundo gordofóbico”.
Otro dato que sirve para entender la magnitud del problema es que en nuestro país tuvimos que hacer una “Ley de Talles” para que se entienda que no hay solo cuerpos hegemónicos que necesitan vestirse pero aún no se cumple.
“A Laurita le dicen que tiene que ir por el camino de la aceptación- cuenta Marina – el tema es que ella no está loca porque es verdad que la van a tratar mejor si adelgaza. No es solo la cabeza de Laura, es la de todos nosotros alrededor”.
Marina creó a Laura de muchas experiencias, no solo propias sino ajenas, de amigas, conocidas, de relatos que le llegaban, de experiencias de vidas reales, de la vida misma. De hecho Marina recuerda que cuando empezó a trabajar en televisión tenía cerca de 30 años y ahí es donde se da cuenta que no era sólo su cabeza, sus ideas, lo que escribía, o su voz lo que importaba, sino ahora su cuerpo. La exposición le costó mucho por los comentarios, fueran buenos o malos, que hablaran de su cuerpo en sí mismo.
Cuenta que ella ya era feminista en ese entonces lo que le permitió tener herramientas para problematizarlo pero aun así le costó mucho. “Pero no lo vivimos solamente quienes estamos en tv, le pasa a cualquiera en la calle. El hecho de que la palabra `gorda´ sea utilizada como insulto, yo diría `el ancho de espada de los insultos´, sobre todo en las mujeres aunque no solamente.”
La escritora destaca que si hablamos de igualdad, los mandatos masculinos tampoco están buenos y que, en este caso, los hombres que se preocupan ahora por lo estético si son felices está bien pero tampoco caer en estos mandatos discriminatorios.
Hay un momento en el que Laurita habla de los “piropos” que le dicen. Le molesta que cuando está gorda le dicen gorda y piropos más “chanchos” pero en un punto entiende que eso pase, lo siente como señales de alarma. Y cuando le dicen cosas lindas le gusta, se siente valorada. Pero Marina, su autora, piensa que es horrible directamente que te digan cualquier cosa, “de eso que llaman piropos, ni buenos ni malos”. No comparte ese pensamiento con su personaje de la ficción, lo que deja en evidencia la gran capacidad creativa de la autora porque si hay algo de lo que es difícil salirse, como en este caso lo hace Marina Abiuso, no es solo de la escritura periodística sino también del ser feminista. Logró ambas cosas.
¿Será que es posible?
Ojalá Laurita se encuentre con el feminismo y deseche esos mandatos, pero según su autora, alerta spoiler, no sucede por ahora pero sí destaca que suenan algunas alarmas, tiene pistas, ciertas incomodidades que no le gustan. Tiene una amiga que le dice cosas que la hacen pensar pero Laurita no está tratando de cambiar el mundo (a diferencia del feminismo), sino todo lo contrario, “está tratando de encajar en el mundo ¡con un talle S!”- remata su autora.
¿Gelatina?…¡todo lo que quieras!- decían antes las nutricionistas. Por eso el nombre. Hoy la nutrición, la medicina y los conocimientos científicos entorno a ella van cambiando, es bueno porque son avances. Marina explica que: “Antes, los médicos te daban anfetaminas y estaba bien. En los años ´90 y 2000 los médicos te decían que comieras toda la gelatina que quisieras dentro de una dieta. Para mucha gente es como un código porque ya saben de qué va”.
Marina Abiuso es feminista y odia la gelatina. Pudo distanciarse lo justo de ello para crear su primera novela que tiene todos los condimentos para ser una serie de plataforma al estilo Envidiosa.
¿Podrían ser amigas Laurita y Vicky?
¿Podrían superar sus peores prejuicios y hasta ser feministas algún día?
Dejemos volar la imaginación…

Una reco de la autora: no hagan dieta en sus casas después de leer el libro, no saquen tips, vayan al médico.