Damien es un macho parisino, un auténtico mujeriego y machista empedernido. Su mundo se desmorona cuando, después de un golpe violento, despierta en un universo paralelo dominado por mujeres. Al tener que enfrentarse a una poderosa autora será cuando Damien pruebe su propia medicina y tendrá que superar su nuevo estatus como hombre inferior.
Esta comedia francesa es el debut en la dirección de la actriz y guionista Eléonore Pourriat.
“No soy un hombre fácil” busca centrarse en la actual lucha feminista y mostrar cómo el machismo se encuentra naturalizado en todos lados y cómo repercute en la vida de las mujeres.
Sin embargo, este cambio de roles no es del todo verosímil ni se apoya en los principios del feminismo: muestra un universo en el cual las mujeres son como hombres, con sus mismos pensamientos y actitudes (cómo aprovechan sus lugares de poder, cómo coquetean con cualquiera, su forma masculina de vestirse y moverse, entre otras cuestiones). Y probablemente si nos imaginamos un mundo controlado por las mujeres sería diferente a tener este tipo de comportamientos.
Pero incluso aceptando estas reglas, el film tampoco explora profundamente cómo influyen estas actitudes en el protagonista, quien toma el control de una mujer como un insulto y no se aborda lo que realmente sienten las mujeres en su vida cotidiana con este tipo de cuestiones (por ejemplo no lo vemos a Damien reaccionar a un acoso como lo haría una mujer). De todas maneras, se entiende el objetivo del largometraje de exponer estas prácticas tan naturalizadas como si lo hiciera un tercero, dejando a los hombres en una posición incómoda, en la cual se subraya todo lo que está mal del machismo, incluso situaciones o actitudes que tomamos como algo normal. Dejando de lado este punto, la película es igualmente digna de ser vista.
Podes verla en Netflix.