Una de las tantas frases que sorprende en el primer libro donde aborda el abuso sexual infantil, los trastornos como consecuencia y su transformación a través del arte y el sistema de salud mental del cual se denomina “usuaria”, no paciente. Almendra escribió dos obras donde conjuga poesía con pedagogía, al igual que en sus charlas. Se autodefine militante del “yositecreo”, defensora de las Madres Protectoras y activista de salud mental. Su historia es ejemplo de resiliencia y superación que hoy devienen en creación y talleres de ESI.
Organizado por la Ong Mujeres por Pinamar y Daniela Rumbola Suárez de la Asamblea permanente de Derechos Humanos Pinamar (APDH), hace unas semanas se brindaron Talleres sobre Salud mental – Adolescencia y sobre prevención del suicidio a cargo de Almendra Martínez, una joven de 24 años oriunda de la costa Atlántica pero residente actual en El Bolsón, Río Negro.
Almendra pasó su infancia en Villa Gesell y terminó la secundaria en Pinamar, donde vive su familia más querida. Al sur se fue en pandemia en búsqueda personal, es artista, escritora, sobreviviente de abuso sexual infantil (ASI), militante del “Yo si te creo” y defensora de las Madres Protectoras. También se autodefine “activista de salud mental”. Participó, en diciembre 2022 y en mayo de este año, de las jornadas del Consejo Asesor de Salud Adolescente y Juvenil en CABA.
En sus charlas subraya mucho un concepto que no se escucha habitualmente, el de “usuaria” del sistema de salud mental, y aclara que este concepto lo introduce, incluso, la Ley nacional de Salud Mental (26.657). Resulta impactante escucharlo porque cambia el rol pasivo del concepto de “paciente” y, por el contrario, ubica en un rol activo a quien necesita del sistema de salud mental y rompe con ese paradigma obsoleto y patriarcal de creer que “la terapia es para los locos”.
“No logro entender en qué momento decidí endurecerme de esta manera, claramente estoy rota y eso me lleva a no confiar ni en mi sombra. Aun así de rota las canciones de amor me estremecen, los domingos nublados me ablandan, los abrazos me revolucionan, los besos me encienden y hacer el amor me despierta pasiones que intento mantener ocultas”…- Extraído de Sal y Arena, por Almendra.
Almendra es fresca, su mirada y sus gestos provocan un efecto similar al aparecer furtivo de un colibrí. Cuando avanza la entrevista te vas dando cuenta de la madurez que la sustenta, por todo lo vivido sin dudas, pero más aún, por todo su trabajo personal para transformar eso horrible, que le pasó sin elegirlo, en otra cosa. La delicadeza y belleza de ese colibrí que la habita conviven con la altura, fortaleza y capacidad de resiliencia de un ave fénix. En la presentación de su primer libro “De Sal y Arena” expresa:
“A mi yo niña del pasado, a quien tanto le costó la vida. Este libro es un impulso a la sanación. Sin el apañe no hubiera sido posible. Amo a mis seres queridos, a cada uno, e intento reparar constantemente cada herida transformando en arte lo ominoso y doloroso hasta que sane”.
Y lo logra.
Del ASI al arte como cable a tierra
El arte fue su cable a tierra para no morir. Le gusta el arte a través del teatro, la escritura, el dibujo. El abuso sexual en la infancia, que sufrió de los 4 a los 11 años, obstruyó la inocencia de su niñez, la alegría y ganas de vivir como a todas las víctimas. “Durante mucho tiempo me quise morir, lo quería contar, decía algo en referencia pero no es fácil creer en el abuso intrafamiliar y es muy doloroso”- describe la joven. Cuando transitaba esa niñez, recuerda que se mostraba extrovertida, histriónica y ruidosa, pero que todo ese ruido exterior que hacía era para llamar la atención porque nadie se daba cuenta de lo que estaba pasando, ni en la escuela. El daño del abuso provoca culpa y vergüenza, y en Almendra eso devino en dejar de alimentarse y caer en anorexia: “Dejé de comer, pero luego entendí que no debía auto condenarme por lo que viví, esa persona no es nada mío, no es MI abusador, es UN abusador. Esa persona intentó perturbar mi vida pero ahora no quiero seguir con las cadenas puestas que me limiten, quiero disfrutar de mi vida, de mi sexualidad, de mi alimentación, de viajar, de estudiar. El arte me ayudó a correrme de ese lugar de víctima, el arte es fundamental.”
─¿Cuándo te diste cuenta que necesitabas ayuda profesional para sanar todo lo vivido?
No lo hice yo, porque cuando estás tan enferma/o lo negás, hay resistencia. Así que fue Pablo, la pareja de mi mamá, que es mi papá de corazón y los amo porque son mis pilares junto a mi hermanito, mi novio, mis amigxs, mis abuelas y tía.
Lo primero que detectaron fue la anorexia y para enfrentarla estuvo internada en una Clínica Fundación en Mar del Plata, luego decidió seguir su sanación en la misma institución pero modalidad de día, con profesionales, mientras estudiaba teatro y volvía a una vida auto regulada. Todo el tratamiento duró 3 años. Cuando decide irse a vivir al Bolsón es donde comienza a darse cuenta de los abusos que había silenciado y logra ponerlo en palabras. Fue víctima de Abuso Sexual en la Infancia (ASI) agravado por ser un familiar. Habían pasado 11 años. Así decide iniciar la demanda contra su abusador, quien reside en Villa Gesell, y comienza a recordar más.
─¿Qué esperas del sistema judicial?
No tengo sed de venganza pero quiero un juicio por la verdad, que reconozca lo que hizo y me pida perdón, que no niegue y diga como ya lo hizo: “Estás re loca pichona”. Es un depredador y mentiroso.
Los libros
“La sanación es un proceso que requiere de mucho esfuerzo y voluntad todos los días, transformé todo eso ominoso en algo artístico”- resume Almendra, quien además está por publicar “Atravesarte”, su segunda obra en papel que estará disponible en noviembre. “En este libro siento que cierro un ciclo y hago justicia por mi propia cuenta”- agrega.
En la tapa de su primer libro “De Sal y Arena” hay como dos mundos o realidades, uno oscuro en la profundidad con espinas en el suelo y otro de sol, colores y alegría en la superficie. La división es muy clara y su autora lo explica así: “Refiere a mi origen conectada con la playa, la arena y el sol donde soy las dos, somos esas dos mitades. Somos un poco de esos dos mundos y tenemos que aprender a no quedarnos en esa profundidad de dolor sino a aprender a convivir con ella.”
De Sal y Arena lo escribió durante todo el 2022 mientras salía y entraba de internaciones domiciliarias en el Bolsón. Su tratamiento por la anorexia lo hizo previamente y fue dada de alta pero convive con el diagnóstico de Trastorno límite de la personalidad (TLP) que la ha llevado a autolesionarse, como otra de las consecuencias explícitas de lo vivido. Almendra lo explica de modo locuaz y pedagógico: “El trastorno límite es una des - regulación emocional, un trastorno del ánimo. Imaginate que una persona sin trastorno se pone triste por algo, esa tristeza sube y luego baja, pero quienes tenemos TLP sostenemos esa tristeza arriba y para bajarla nos autolesionamos o auto boicoteamos.”
Tanto sus charlas, como sus libros, combinan arte con ciencia y pedagogía. Si bien sus relatos pasan por lo testimonial, no es el eje principal aunque saberlo le da esa cuota de autoridad que sustenta toda enseñanza y aprendizaje de lo vivido en carne propia. El intercambio fluye con el público y su charla va más allá del público adolescente, hay madres y padres presentes que exteriorizan lo que están pasando o pasaron con sus hijes, hay docentes, profesionales del sistema de salud y más. Las charlas de Almendra devienen en una clase de ESI para todxs. Y la docente está ahí, preparada y lista para responder con información científica y amorosidad.
“Para la salud mental es importante hacer un trabajo interdisciplinario, intersectorial e interseccional, es decir que estés acompañada por profesionales, con terapia, y también que hagas un deporte, un arte, que tengas amigos, un club de lectura, todo tiene que estar.”
Tiene la flor de loto tatuada como una marca de resiliencia. “Siempre me identifico con un ave fénix reciliente porque soy sensible y tengo TLP. Sobreviví al pantano”- manifiesta Almendra.
En su libro transita las emociones y dolores como nunca antes, siente que pudo encontrar otra forma de expresarse que no sea a través de mecanismos auto limitantes o dañinos. De Sal y Arena contiene un poemario y a mitad del libro algo fuerte sucede, una carta para su abusador. Sigue la poesía hasta llegar a un glosario donde explica qué es el autoestima, el auto cuidado, los sesgos cognitivos, la asertividad, los pasos para alcanzarla y más. Propone actividades que son producto del conocimiento adquirido por años en la clínica mientras sanaba y tomaba apuntes. Ahora, todo ese aprendizaje, lo puede compartir en su libro. “Quiero acompañar a quien lo necesite, que no se sienta solo o sola quien lo lea, también es para docentes”- agrega la escritora.
Mientras estaba escribiendo De Sal y Arena comenzó a escribir su segunda obra: “Atravesarte”, que ya está en proceso de impresión y es poemario también con relatos reales, con fotografía e ilustración.El contenido está dividido en 5 temas centrales: La enfermedad para sobrevivir – La salida de la negación – El castillo de arena – La transformación de lo ominoso en arte – Yo si te creo.
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