Una colección de libros infantiles que tratan el abuso sexual infantil, los padres que se borran, la soledad, el bullying, las palabras que hacen daño y su contracara, el impacto de las buenas palabras, el respeto y la amorosidad, el ideal de la igualdad en el reparto de las tareas domésticas y de cuidado. Ya van por re - ediciones en distintos países, están en las Ferias del Libro de Argentina y recorren las aulas donde equipos psicopedagógicos y docentes se apoyan para trabajar. Charlamos con Magela Demarco, su autora, e Ivana Rugini, Licenciada en Educación.
“Hay palabras cargadas con flechas. Hay frases que pegan piñas en la boca del estómago. Hay gestos que lanzan granadas. También hay palabras que tejen abrigos para atravesar el invierno. Hay bocas mariposa…”- Este pequeño extracto de “Palabras Semilla”, hace que entremos en el mundo de Magela Demarco y uno de sus libros. Leerlo abre la puerta a preguntas como: ¿Qué palabras te dijeron que te duelen? ¿Cuáles etiquetas? Orejudo, anteojudo, colgado, gorda, flaca, tonta.
“Palabras Semilla”: el impacto de las palabras.
Es el libro que más está circulando. “Camina solo, se nos fue de las manos”- así lo expresa su autora porque todos los días la contactan docentes para mostrarle cómo trabajan el tema en el aula y para agradecerle porque genera la apropiación literaria en niños y niñas. Las maestras cuentan que les niñes les dicen: “Seño, tal me dijo una palabra flecha” o “eso no es de Palabras Semilla”.
Magela Demarco es Periodista y Escritora de Literatura infantil. Su trabajo se complementa con la mano de Caru Grossi, ilustradora que habla sin hablar. Ambas logran abordar, a través de cuentos infantiles, temas dolorosos que se esconden en el silencio de los muros familiares, o de los vínculos cercanos, esos dolores que oprimen la expresión, entonces llega el arte y la comunicación pedagógica para ayudar en el proceso de sacar a la luz lo oculto. También se abordan temas o ideales en valores humanos que son agenda en nuestras vidas, como la igualdad en el reparto de las tareas domésticas y de cuidado, entre varones y mujeres.
Desde Abuso sexual infantil y maltrato intrafamiliar, en un cuento de fácil lectura como: “Sola en el Bosque”, o padres ausentes en: “Un papá intermitente”; a la importancia del lenguaje, las buenas palabras y el buen trato en lugar del Bullying, en: “Palabras Semilla”. Bien ambicioso, la igualdad de tareas en: “Un papá con delantal”, ilustrado por Andrea Bianco.
La mayor parte de los libros cuentan con una guía orientativa que se descubre escaneando un código. No es al azar, detrás del libro y la guía está el trabajo de Ivana Rugini, Licenciada en Ciencias de la Educación y Terapeuta Holística. Su aporte en los contenidos tiene que ver con proponer actividades y guías para madres, padres, docentes o cualquier persona que desee trabajar en una mejor comprensión de los temas. La Brujita de Papel es la Editorial que apostó a estos cuentos infantiles y Bianca Ediciones en el caso de Amador, el señor que usa delantal y hace tareas domésticas. Los libros de Magela van por re- ediciones en otros países del mundo como España, México, Perú, Colombia. En Argentina le costó que se los publicaran, finalmente sucedió y ya giran por las Ferias de Libros, por las escuelas y jardines de infantes. “Están trabajando en todos los niveles con mis libros, incluso en secundaria. Porque la mayoría tenemos experiencias de soledad, de haber sentido discriminación, maltrato, angustia.”- explica la escritora.
Nos conectamos por dos palabras: “padres intermitentes”, dos palabras que nos unieron porque conocemos la problemática. En esta nota, charlamos con Magela e Ivana, de cada libro, de los temas que tocan, de la vida misma.
─¿En tus libros hay vivencias personales de niña que se canalizan en la comunicadora y escritora?
Magela: Mis libros hablan de mí desde el lugar que hablo de las cosas que me convocan, que me angustian, que no puedo terminar de entender como las injusticias, el sentirte superior al otro, el egoísmo, los padres que abandonan a sus hijos, son cosas que no puedo terminar de entender. Desde esos lugares escribo, son temáticas complejas y profundas. También las abordo desde el humor, como en “Un papá con delantal” pero es una problemática profunda que ocurre aún hoy en pleno siglo XXI, las tareas domésticas y de cuidado que siguen estando a cargo nuestro y son la base de la desigualdad.
Entremos ahí, en “Un papá con delantal”
Amador es un hombre que llega a la vida de una familia para hacer las tareas de la casa, después de que la madre pone un anuncio de búsqueda y es el primero en presentarse. En la vida real las tareas domésticas son exclusividad de las mujeres producto de la naturalización que viene de la cultura patriarcal. Cuando son remuneradas, incluso, es un rubro feminizado y de baja escala salarial, sub valorado. En el cuento, se presenta un hombre para el puesto doméstico en la casa de esta familia tipo y una de sus características es que siempre usa un delantal. El asombro y todo lo que pasa alrededor de verlo a este señor hacer todo con alegría, provoca mucho ruido dentro de la estructura familiar que empieza a cambiar.
“Amadorete - como le dice la niña de esta familia - hace todo en un periquete”. Cocina, cose, lava los platos, tiende la ropa, es cariñoso, amoroso. Las mujeres de la casa lo aman y los varones, como el papá, empiezan a sentir celos por la atención que se centra en este hombre, pero lo bueno es que se interesan por aprender de él. Parece que Amador trabaja en una Asociación por la Igualdad de géneros y ahí tienen que aprender dando el ejemplo. “La cosa es que no saben cómo cambió papá. Está irreconocible. Yo le pregunto a Amador qué polvo mágico le puso en el café que sacó una versión tan mejorada…” – relata la niña del cuento. La historia termina de lo mejor. El padre y el hermanito, que no hacían nada en la casa, aprenden a hacer las tareas domésticas por igual que la mamá y la niña, trabajando en equipo. Amador ya no necesita venir tanto así que esa mamá pasa el teléfono a otras amigas para que lo contacten y las ayude con el temita en sus propias familias.
Ya sé, no es real ¿cierto? Bueno, por ahora es un cuento de Magela, pero apostemos a las nuevas generaciones.
El informe “Los cuidados, un sector económico estratégico”, producido por el Ministerio de Economía en 2020, midió el porcentaje de las horas de trabajo doméstico y de cuidados (de hijos/hijas y adultxs mayores), en relación al producto bruto interno de Argentina. Se calculó el valor monetario por las horas de ese trabajo no pago y resultó ser que es la actividad que mayor aporta al PBI, más que el comercio y la industria. Son las mujeres quienes realizamos estas tareas, por eso estamos siempre en desventaja laboral y económica por el uso del tiempo y la disponibilidad: “9 de cada 10 mujeres realizan estas tareas, que significan en promedio 6,4 horas diarias. Ellas dedican tres veces más tiempo que los varones. Esta distribución asimétrica contribuye a explicar que su participación en el mercado laboral sea más baja que la de los varones. También incide en que tengan trabajos más precarios, que implican a su vez una mayor desprotección social; por ejemplo no tener acceso a una obra social y, en un futuro, tener una mayor dificultad para acceder a una jubilación por no tener aportes. Las mujeres presentan mayores niveles de desocupación, ganan menos y, por consiguiente, son más pobres. En este sentido, es imprescindible entender que las condiciones del trabajo remunerado están estrechamente ligadas a cómo se resuelven las tareas no remuneradas.”- expone dicho informe.
Si hablamos de esta distribución desigual y cómo impacta cuando una pareja se separa, tenemos que hablar de que el 70 % de los “padres” no cumplen con sus obligaciones alimentarias y dejan a las madres, y sus propios hijos e hijas, en desprotección. Esta problemática del incumplimiento del deber alimentario ya está medida y es una violencia de la que no se hablaba hasta hace poco, pero ocurre desde siempre. En Chile se votó una Ley de abandono parental, en México la Ley Sabina contra los deudores alimentarios y acá, en Argentina, se impulsan varios proyectos pero recién se logró visibilidad y algunas medidas como el “Índice de crianza” del INDEC. En todo este contexto, ¿qué consecuencias emocionales tienen lxs hijxs? ¿Cómo siente una niña o niño esa ausencia paterna?
Toca hablar de otro libro: “Un papá Intermitente”
“Marita tiene un papá intermitente. Como yo no entendía que quería decir esa palabra, se lo pregunté: Es un papá que a veces está y a veces no, que aparece y desaparece, que se prende y se apaga, como las lucecitas del árbol de Navidad…”- Del libro
Las buenas anécdotas y los agradecimientos por este libro llegan de varios rincones, según cuenta Magela, de una mamá Mexicana que luego de trabajar el libro con su hijita de 3 años le envía un mensaje que la emociona, otra mamá desde España que le agradece por ayudarlas a transitar mejor la conversación del tema, o las docentes de escuelas de Argentina que se abren a los conversatorios, incluso con meditaciones, donde terminan trabajando no sólo con les niñes sino en sus propias vidas. Ahí es donde interviene fuerte el trabajo de la Licenciada en Educación, con la guía de preguntas que abren la puerta a expresar los sentimientos. En palabras de Ivana:
“Todos los libros de Mage aplican como colección de libros para sanar. Como propuesta literaria se busca ir a observar qué les pasa a niños y niñas, en primaria le digo a las docentes de observar si están con dolor de panza, otitis repetidas, problemas de visión, dolores de cabeza, es decir, cómo habla el cuerpo”.
La protagonista de este libro cuenta que siente un dolor en el pecho como si fuera un elefante que la aplasta, entonces Ivana consulta: “¿Qué emoción es ésa? ¿Dolor, bronca, soledad?”. Rugini explica que la importancia de distinguir las emociones radica en saber cómo canalizarlas porque dar un portazo es una canalización pero no buena.
─Como adultxs no estamos bien preparados tampoco. ¿Venimos de una sociedad analfabeta emocional?
Ivana: Exacto, por eso la invitación a trabajar estos temas es para los adultos también porque cuando empezás a preguntar por ejemplo, a un niño o niña que trabaja con un “Un papá intermitente”, cómo fue su crianza, quién estuvo presente y de qué modo, los incentiva a hablar. Hacemos meditación a veces para abrir la charla con los adultos en cómo fuimos criados porque hasta hace no mucho todo giraba entorno a la figura paterna que ordenaba “traeme, poneme, sacame”.
Magela: Cerramos los conversatorios con meditaciones guiadas porque no se puede trabajar con los chicos si los adultos no elaboraron esos temas, por ejemplo, yo tenía que trabajar mi relación con la muerte antes de poder escribir un libro que hablara de la muerte. Porque todos, desde algún lugar, resonamos con temas como la soledad, el abandono. Muchas veces nos contratan desde Bibliotecas para dar capacitaciones a docentes.
“Sola en el bosque”: con el lobo dentro casa.
“Cuando todos se van a trabajar, la casa se transforma en un bosque oscuro y peligroso. Y el lobo…está”.
─¿Hay temas que son más recurrentes?
Magela: “Sola en el bosque” costaba pero cada vez se animan a abordarlo más, lo consideraban “fuerte” pero necesario. Ahora lo estamos trabajando, aborda el abuso sexual infantil y la violencia familiar desde un lado metafórico, hay un lobo adentro de la casa. Es un libro que hubo que remar y ya va por la tercera edición, por eso yo estoy muy agradecida con la Brujita de papel porque se la jugaron, ya que no es un libro que vas a la librería, pedís una recomendación infantil y te lo dan, trata de un tema que se oculta justamente, pero sin embargo las docentes y los gabinetes psicopedagógicos se van animando porque resulta una buena herramienta para trabajarlo.
Ivana: En las capacitaciones hablamos de los diferentes tipos de abuso y maltrato, porque en este libro pueden sentirse representados por distintos tipos de abuso intrafamiliar y sexual, por ejemplo, la exposición a contenido visual no apto para menores, la incitación libidinosa, aunque no te toquen y otras.
La escritora rescata que muchas mujeres se animan a relatar cosas que pasaron y lo están contando por primera vez, sobre todo en pueblos chicos. Una vez, un joven de unos veinte años que se dedicaba al arte, contó que le llamaba la atención de sí mismo el hecho de que, en su expresión artística, dibujaba muchos cuerpos desnudos y se dio cuenta que arrastraba un trauma de su infancia donde había pasado muchas horas con una niñera que miraba películas pornográficas sin cuidar que él estuviera presente, lo contó llorando.
Ivana: Hay un tipo de maltrato que es la negligencia y el abandono. Notamos mucho que, aunque haya adultos en la casa, no hay quien mire si el niño o niña tiene frío y está desabrigado, o qué come, si va solo a la heladera, aunque la alacena esté llena no le cocinan o atienden. Hay que mirar el perfil de la persona que cuida, porque vemos muchos casos de niñeras que no cuidan atentamente.
─Son libros infantiles pero ¿trabaja toda la familia?
Magela: Sí, es lo importante. Nosotros, nuestras generaciones, no tuvimos esta cuestión de poder poner en palabras lo que pasaba en las familias, no estaba tan habilitada la palabra, aun en familias no tan conservadoras. Un buen ejemplo es la ESI para adultos que dan en la ciudad de “9 de Julio”, por ejemplo. Y con estos libros pasa eso.
Cuando realizan los conversatorios, por ejemplo, de “Un papá con delantal”, la Licenciada recurre a los conocimientos aportados por Eric Berne, un médico psiquiatra canadiense que distingue 3 arquetipos de funcionamiento de la psiquis en base a tendencias: hacen una especie de “revisión parental”, un ejercicio de cerrar los ojos y pensar cómo somos como hijos, cuál es nuestra tendencia de comportamiento, más allá del hecho de tener a nuestros propios padres vivos o no.
Un arquetipo es el de HIJO: cuando tenemos tendencia a esperar que nos digan qué hacer. Otro arquetipo es el del PADRE: cuando lo predominante es dirigir, controlar, mandar, dominar. Y el 3ero. es el arquetipo de ADULTO/A: cuando somos personas capaces de discernir el bien mayor para todos, a veces es necesario ceder y a veces sugerir.
─Desde la experiencia que viven, ¿cómo viene la participación por géneros respecto a esta educación emocional?
Magela: La realidad es que más del 90 % de quienes participan en nuestras charlas siguen siendo mujeres. Y lo mismo con los espacios terapéuticos, yoga, bioneuroemoción u otros. Siempre me pregunto ¿dónde están los hombres? ¿Qué están haciendo? Es complicado porque la cultura machista los crió para no conectarlos con la emocionalidad ni poder manifestar en grupo sus preocupaciones emocionales. Esta cuestión cultural, que les negó esa posibilidad a ellos, es la que queremos cambiar.
─¿Cómo hacemos entonces para que se involucren? ¿El eterno tema? Que lean esta nota…por ejemplo.
Ivana: Un pionero de la inteligencia emocional, Daniel Golleman, hace esta distinción de la pelota y el bebote, se les da lo primero a los varones y lo segundo a las nenas, entonces ellos no saben cuidar ni vincularse con la necesidad del otro para aprender a leer las señales y empatizar con “ahora tiene sed, ahora quiere dormir, etc.”
─¿Ven la misma reproducción en los niños varones de ahora, a pesar de que algo estamos cambiando?
Sí, porque los adultos no los dejan sentir emociones, por ejemplo, si los niños se caen, enseguida les dicen “dale, levantate, seguí, no pasó nada” sin dejarlos expresar. Pero a las nenas: “qué te pasó, qué te hicieron y cómo te sentiste”, se las invita a hablar y expresar. Golleman explica bien en sus libros que a las nenas se les desarrolla el lenguaje antes que a los nenes de 2 y 3 años porque justamente se las estimula todo el tiempo a esto, a jugar a cuidar, a empatizar, a decodificar lo que le pasa a sí misma y a otros; en cambio a los varones no. Van creciendo y se juntan a jugar a la pelota, de a muchos, lo mismo con la Play. Las chicas se juntan a “charlar”, trabajan la crítica, el chisme, cosas que también hay que cuidar en las mujeres porque no estamos sembrando paz, estamos poniendo el foco en lo que le pasa a otro u otra. A los varones hay que bajarles la competencia y esto de no poder mostrarse vulnerables. Si un día no se sienten hábiles para el deporte, por ejemplo, y ni hablar del varón que no es hábil para el deporte. Se siente excluido. ¡Si no te gusta el fútbol no pertenecés!
─La sociabilización es buena pero cargada de estereotipos, venimos de un modelo que destruye la diversidad en todo e impone moldes…
Cuando damos los conversatorios de “Un papá intermitente” hacemos foco en esto, siguiendo la trama del cuento obviamente, la mamá de Marita le regala crayones para dibujar lo que le pasa y explicamos que el arte es buenísimo para esto, es una herramienta para canalizar emociones, pero el tema es que no a todos les interesa el crayón y el lápiz, o el fútbol. Es decir, el adulto es quien debe indagar ahí, si tu hijo perfila como músico, no le regales una pelota de fútbol, sino un instrumento y preguntale cuál, si perfila para arte no le regales una batería, ¿se entiende? Tenemos que acompañarlos y estar atentos a sus gustos y necesidades justamente porque como adultos tenemos el poder de acercarles las herramientas, de lo contrario no estamos cumpliendo con ningún rol. No todo es para todos y si no te lo muestra la escuela, tiene que ser la casa, la familia.
─Estamos hablando de la presencia atenta, porque podemos estar en casa presentes en forma física pero no estar…
Así empezamos con los conversatorios de “Un papá intermitente”, donde hay un papá que desaparece y donde es la mamá la que está presente en todo. También hay casos al revés, pero la mayoría no. Y también hay cuadros donde están mamá y papá en casa, pero no por estar físicamente están presentes en todo lo otro.
En sintonía con lo que desarrolla Ivana, esta vez Demarco recuerda algo que la impactó. Fue cuando una maestra jardinera (de salitas de 3 y 4 años que pasan 8 horas en el jardín) le contó que observaba, con tristeza, que en la salida no veía un abrazo, un beso y una sonrisa por parte de lxs adultxs al retirarlos. “Muchos se los llevan del brazo y listo”- dijo.
“Es fuerte. Vivimos en un mundo alocado que corre para ningún lado, con muchas complejidades, en lo económico, pero en donde también suben muchas fotos por Instagram de todo lo que hacen mientras dejan esperando a sus hijos en segundo lugar. Tenemos que revisar cuáles son las cosas importantes de la vida. La tecnología nos pone en un lugar de `muertos vivos´ donde lo que importa es un like, estamos alienados y dependientes de lo que pasa en las redes. Es una problemática que me preocupa un montón.”- resume la autora.
Ivana repite que la responsabilidad es siempre de los adultos, porque ve con frecuencia a bebés usando pantallas y como profesional no lo recomienda, al contrario.
─De hecho tiene sustento científico esto de que la edad para darles pantallas es recién a los 12 años por ejemplo?
Ivana: Sí, y hay otros científicos que hablan de los 17 años para dejar que sus cerebros se desarrollen adecuadamente para lograr discernir.
─¿Qué hacer con esos padres no tan involucrados en la crianza?
Magela: Me enoja y entristece que el 70 % de los padres no pasen la cuota alimentaria, son pobres de almas, no puedo creer que se pierden lo mejor de la vida. No lo puedo entender.
Ivana: Hay madres también que abandonan, pero la mayoría son hombres. Y lo bueno de estos libros es que te hacen conectar con estos temas. Nos pasó en la localidad de Campana recuerdo, con todo tipo de público presente, y uno de los ejercicios es responder: “¿quién saca al perro a pasear”? Y los peques señalan directamente a mamá o papá ¡con el dedo! Los que no hacen nada quedan expuestos, es un escrache que moviliza.
Según la especialista, son imprescindibles tanto la función paterna como la materna, son roles que tienen que estar para hacernos responsables, para respetar la autoridad, para ganar autoestima y que logremos ser autoridad nosotros mismos, para saber cómo decidir. “El rol paterno representa la ley y si ese rol está y no está, desaparece cada tanto, no cumple con su palabra; entonces aprenderé que puedo ser responsable hoy y mañana no, que puedo cumplir con mi palabra hoy y mañana no, lo mismo con devolver cosas prestadas, o prometer cosas y no cumplir. ¡Total! Si papá lo hace yo también”- explica.
─¿Podemos hablar de frente con adolescentes y niñeces de esto?
Ivana: Absolutamente sí. Pueden hacerlo con una media de peluche o títere, por ejemplo, como proponemos en nuestra guía de actividades. Ese títere puede ir haciendo todas las preguntas que no nos animamos a hacerle a una mamá, por ejemplo, porque para hacer la pregunta hay que soportar la respuesta. El niño o niña puede hacer esas preguntas que quiere que le respondan y no se anima.
─¿La Intermitencia es un tipo de abandono, hay distintos tipos de abandono?
El abandono en sí es dañino, es tremendo, la intermitencia también. No podemos hablar en grados de cuál daño es mayor o menor, si el abandono completo o la intermitencia, ambos hacen daño. Del otro lado hay una persona inmadura, este hombre que va y viene debe ver lo mal que está haciendo y lo mal que está replicando, porque replica historia seguramente. No se justifica, pero también se hace daño a sí mismo.
─¿Sería correcto decir que es una persona infantilizada?
Justamente en las ilustraciones podés ver cómo es un “papá Peter Pan” que va detrás de polleras, que es egoísta porque en vez de estar con su hijo o hija ejerciendo sus responsabilidades que son lindas, compartiendo con sus hijxs, está haciendo surf en la playa, está jugando solo, está en otra.
Así, los libros de Magela van tejiendo redes afuera y desatando nudos adentro. Nudos internos que marcaron y marcan no solo las infancias, también a esos niños rotos, a esas niñas rotas, que habitan en cuerpos más grandes. Es la ESI, para todos/as.
Seguilas: