Un atentado magnicida que rompe el pacto democrático. La causa judicial abre algunas puertas. La clave del financiamiento. El rol de Ximena Tezanos Pinto, la vecina. El rol de la violencia de género y la tradicional negación del patriarcado.
"La vida es una sombra... Una historia contada por un necio, llena de ruido y furia, que nada significa"
William Shakespeare - Macbeth -
En estos tiempos, como en muchos otros, la obra de Shakespeare asalta esta realidad recortando cuatro siglos desde su origen para avisar que un cualquiera (Macbeth) encendido por mensajes de odio y fuego, de sombras y temores, consciente de lo que estaba desatando, decide matar al rey y tomar su corona. Esta obra del dramaturgo inglés, se desarrolla en un contexto de violencia simbólica y no tanto, sombría y sangrienta, dentro de un relato vertiginoso. Difícil, así cuentan, para sus contemporánexs; hoy, en estos días, con una actualidad pasmosa.
Una democracia herida
Uno de los principios que la nueva democracia instaló a fuerza de una heroica tozudez de su primer presidente Raúl Alfonsín, fue descartar de modo definitivo la violencia política en Argentina como solución de sus conflictos.
Inaugurada en la vida moderna con el bombardeo a la Plaza de Mayo por el propio ejército en junio de 1955 buscando no sólo asesinar al presidente democrático Juan Domingo Perón, sino también disciplinar a través del terror. Tres meses después el presidente renunciaba y debía exiliarse para resguardarse de la venganza prometida por aquellos militares bombarderos. Lo que no pudieron hacer con Perón, lo hicieron sobre el cadáver de su esposa y compañera, ese cuerpo vacío de vida pero repleto de sentidos simbólicos, registró como ningún oráculo hubiera podido hacerlo, los días siniestros que iban a venir.
Alfonsín impulsó los juicios a los jerarcas genocidas, les dió voz a las víctimas que habían quedado vivas y sufrió la decisión con tres intentos desestabilizadores a los que sobrevivió, justamente, en nombre de una democracia que debía imponerse. Vale muy bien recalcar que aquellos intentos unieron a todas las fuerzas políticas. El contraste con la reacción de estos días es notable.
El jueves último y en su primera aparición pública luego del atentado, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner señaló esta ruptura de aquel pacto democrático a partir de lo que ella misma sufrió en su ser, en su cuerpo (otra vez el cuerpo de una mujer) y lo destacó como el mayor de los peligros que nos recorren. Su enésimo llamado al diálogo de todas las fuerzas políticas sonó, nuevamente, dentro de una habitación vacía.
Los efectos de la causa
Hasta el momento lxs detenidxs por el homicidio en grado de tentativa son Fernando Sabag Montiel, autor material del atentado; Brenda Uliarte, Agustina Díaz y Gabriel Carrizo. El cruce de comunicaciones entre lxs cuatro son sostensibles y prueban claramente que lejos de ser un rapto de furia de un desequilibrado, el atentado fue planificado desde hacía tres meses cuando se fundaron las agrupaciones `Nación de Desamparados´ y `Revolución Federal´. Ambas organizaciones encabezaron distintas expresiones violentas contra periodistas de C5N y funcionarixs del gobierno nacional. Mediáticamente ya se habían presentado tanto Fernando, quien gatilló, como Brenda que lucen sus odios en declaraciones televisivas durante esos escraches transmitidos con minuciosidad por Crónica TV que coronaba las notas con una entrevista a lxs protagonistas.
Otros dos protagonistas importantes en la trama y que se desprenden del desarrollo de las pruebas son Jonathan Morel, líder de Revolución Federal, quien tiene una pequeña carpintería en el norte del conurbano y que fue contratado por “una de las empresas de Caputo” por $1.760.000 para la construcción de algunos muebles destinados a un hotel en Neuquén. Al principio Morel no recordaba en qué consistía el trabajo de su mayor cliente por lejos de su flamante comercio (un año desde su apertura), luego recobró la memoria para describir un trabajo con destino bien lejano de la Munro original. La empresa es del grupo Caputo, en principio se creyó que era del “hermano de la vida” del ex presidente Macri, luego se supo que es del primo de Nicolás, ex ministro de Finanzas y ex presidente del Banco Central, definido por Marcos Peña como “el Messi de las finanzas” del gobierno macrista, Luis “Toto” Caputo. Hasta hoy no se confirma el origen del dinero, ni tampoco el supuesto trabajo de la carpintería de Morel.
Jonathan se encargó, y así lo hizo saber en imágenes, de construir la guillotina que lució en uno de los actos de Revolución Federal, como también las antorchas de aquel viernes por la noche con las que una veintena de manifestantes, de la organización, se presentaron frente a la Casa Rosada. El acto terminó con las antorchas revoleadas a la puerta de la sede del Ejecutivo Nacional, bombas de estruendo y una atenta mirada y una pasividad imperturbable de la policía de la Ciudad de Buenos Aires.
En las reuniones vía Twitter Space con demás participantes de Revolución Federal, se lo escucha a Morel con participaciones furibundas, como ejemplo tenemos las siguientes expresiones que la jueza tiene desgrabadas ya:
- “Cuando el pueblo de tibios se organice van a tener muertos de verdad, no van a tener uno (…). Tenemos que decir un ‘basta’ rotundo. Que los vecinos de Recoleta, por favor… uno, una vieja de 80 años, que no le va a pasar nada, ponga a calentar una olla, señora, haga patria. ¡Por favor, pelalo como un chancho!”
- “Hay que matarlos, por favor, hay que matarlos. Con esta gente no se puede convivir”
- “Provocalos, cagalos a palazos, dejalos a todos chorreando sangre. Vieja, joven, grande, mujer, hombre cagalo a palazos. Zurdo, peroncho, kirchnerista, ni idea, ni los mires. Que se joda por estar ahí haciendo quilombo. (…) Bajale la dentadura, rompele el comedor”.
- “El que salga ahora al Twitter diciendo que hay que hacer algo gana votantes. Dentro de Juntos por el Cambio, la que hoy por hoy más seguidores tiene es Patricia Bullrich”.
Las violencias son más, pero de muestra no viene nada mal para medir el beneplácito que le generó la acción de su compañero Sabag Montiel, lo único que lamentó, ante el colega periodista Nicolás Baintrub que lo entrevistó para Revista Anfibia, es que Fernando haya fallado.
Otra escucha que está en poder de la jueza María Eugenia Capuchetti, se lo escucha a Morel enojarse con Franco Castelli, conocido como el falso delivery que se presentó la noche anterior del atentado a querer agredir con una llave inglesa a militantes kirchneristas que custodiaban la puerta del edificio de Juncal y Uruguay, donde vive la vicepresidenta. Presentado en aquel momento por lxs periodistas de La Nación + como “un pobre pibe que está cansado de todo este circo”, Castelli es parte de Revolución Federal, hizo inteligencia en esa esquina durante varios días y en diálogo con el repentino y prestigioso carpintero, le hizo saber que era soldado voluntario, que vivía en Santa Cruz y veía seguido a Máximo Kirchner, a lo que Montiel le dijo enojado “Cómo no lo mataste?!”.
Tanto Castelli como Morel, no han sido llamados a indagatoria ni por la jueza, ni por el Fiscal asignado Carlos Rívolo, el hombre de las causas contra la ex presidenta Cristina Fernández. Cuesta creer que pasen los días y logren eludir su testimonio y la prisión preventiva.
La vecina y sus variantes
Ximena Tezanos Pinto irrumpió en los medios como la vecina de arriba de Cristina, con la que tenía diferencias pero que también podía hacer pasar a una militante de La Cámpora embarazada porque no se sentía bien. En sus 15 minutos de fama autoadjudicada, se mostró como una señora comprensiva, de una derecha despolitizada y con moderaciones. Pasado ese cuarto de hora y luego del gatillazo que no funcionó, la máscara se derritió.
Tezanos Pinto tuvo y tiene un rol activo en todo esto, primero como militante de Republicanos Unidos, la agrupación que lidera el diputado nacional y ex ministro de la Alianza Ricardo López Murphy. Luego de unos días pasados del atentado, surgieron fotos de dos integrantes de Revolución Federal, Leonel Sosa y Gastón Guerra, dentro del departamento de Ximena, sacándose fotos desde su balcón con vista a las manifestaciones en apoyo a Cristina, tres días antes del intento homicida de su compañero Sabag. La excusa de la vecina fue que ella le alquila una habitación de su departamento a la abogada de ambos en diferentes causas por violencia, la doctora Gladys Egui. Según Tezanos Pinto en declaraciones al periodista Gustavo Grabia, su amiga Gladys estaba “en situación de calle” y decidió tenderle una mano con el alquiler de una de las 4 habitaciones en suite que posee el departamento.
En declaraciones que realizó estas últimas horas a “El Cohete a la Luna”, medio dirigido por Horacio Verbitsky, la abogada Egui intenta desmentir de modo difuso la información de su morada en la casa de Tezanos diciendo “que de mi vida privada no voy a hablar, pero desmiento todo lo que se está diciendo de mí”. Suponemos que debe ser más concreto el escrito que le envió en las últimas horas a la jueza Capuchetti, del contenido también se negó a hablar.
En otro giro de relato, Tezanos Pinto declaró que a la abogada Egui la conoció a través de su amiga Cristina Luján Romero, del grupo Equipo Republicano, a quien conoció en una marcha en apoyo del policía Luis Chocobar, encomiado por Patricia Bullrich y Mauricio Macri después de dispararle por la espalda a un ladrón desarmado que huía. Romero fue denunciada penalmente por dos legisladoras del FdT, a quienes insultó y amenazó con prender fuego el 4 de julio, cuando se dirigían al acto de asunción de Silvina Batakis.
El departamento de enfrente
Tanto Brenda Uliarte como Fernando Sabag Montiel sostienen, en sus audios, la idea de alquilar un departamento enfrente de la casa de Cristina: “Hace falta un francotirador. Viste que la mina se pone en el balcón, pimba, un tiro en la cabeza, hacerla mierda”, dice el fallido homicida.
Ante la pregunta sobre el dinero para hacerlo, la zona es de las más caras de la onerosa ciudad de Buenos Aires, Uliarte decía en esos mensajes que “la guita ya la tengo garantizada”.
En estos días Ximena, la vecina, borró su perfil de Linkedin que escrito en inglés señalaba a Tezanos como intermediaria en alquileres por la zona, como agente de bienes raíces ofrecía alquileres temporarios. Uno de los departamentos que mostraba quedaba en Uruguay 1229, justo enfrente de la propiedad de la vicepresidenta, casi a pedir de Brenda y Fernando.
Las huellas políticas
Los defensores de Gabriel Carrizo son Gastón Marano, asesor del senador del PRO Ignacio Torres en la comisión bicameral de fiscalización de los organismos de inteligencia, ocupación que le permite el acceso a información que muy probablemente pise intereses de la causa en la que interviene. Brenda Salva, asesora de la diputada PRO Karina Bachey y Fernando Sicilia, defensor del grupo Super Mario Bros de la AFI de Macri, investigada con causa judicial abierta por realizar espionaje ilegal sobre políticxs de todos los partidos (incluyendo propixs como Rodríguez Larreta, Vidal, Santilli y Ritondo, todxs querellantes en esa causa).
El vínculo de López Murphy y Tezanos Pinto, el extraño y millonario pago de una empresa de Luis Caputo al aún más raro trabajo sin comprobaciones, a la novel carpintería de un instigador y cómplice del intento criminal, Jonathan Morel. La complicidad evidente de la policía que responde a Rodríguez Larreta en su actitud pasiva frente a las violencias del grupo, recurrentes y en alza. Las comunicaciones policiales durante el sábado 27 de agosto, durante el vallado fracasado de las fuerzas de seguridad porteñas, con instigación clara y explícita de reprimir a funcionarixs nacionales y provinciales, sin una investigación abierta ni sumarios elevados, luego de cuatro semanas de dichos sucesos.
Todo marca que el terreno político, los contactos y conexiones, las respuestas de la corporación opositora, sus silencios y movimientos trazando un círculo de baba en derredor de los cada vez más numerosos culpables; todos los factores allanaron el camino hasta el arma en la cabeza de Cristina. Solo el gatillo le erró a la bala.
Conclusiones de lo que recién empieza
Que la vicepresidenta se presente con sus abogadxs como querellante tiene varias lecturas posibles, la más concreta es que caminará junto al juzgado y sobre las pruebas incluyendo la generación de las mismas. Seguramente por la historia reciente de Comodoro Py y la conducta del fiscal Rívolo, el seguro sobre la causa más importante de los últimos 25 años del país, depende del control de la querella y el seguimiento de los medios que solo se comprometen con la información que surge y no la que responda a intereses lejanos a la justicia, efecto evidente pero pocas veces logrado de las acciones del Poder Judicial.
El constante llamado al diálogo, que esta semana reiteró la vicepresidenta, no tiene eco y las respuestas enjabonadas y lamentables de la oposición permiten entender de modo ostentoso que, el atentado, lejos de ser un hecho aislado es parte de la cadena de violencias que viene reproduciéndose en la opinión pública como un reguero de pólvora seco y encendido.
Finalmente, en las primeras horas luego del intento de magnicidio, el abogado de Cristina, Dr. Gerardo Dalbón, señaló como intento de femicidio al hecho. Judicialmente es difícil de encuadrar el hecho en esa tipología, pero es innegable y absurdo esquivar la evidente violencia de género que mueve los hilos de este hecho no sólo en su conclusión fallida, aquel jueves 1 de septiembre; la historia del triste acto es el camino inexorable de la violencia machista que viene desde el primer día de Cristina Fernández de Kirchner como presidenta de la Nación, aquel 10 de diciembre de 2007.
Las expresiones contra su ser, su vida, quienes la rodean, su luto por la muerte de su compañero, sus tonos de voz, su potencia confundida con la histeria tradicional con que el dedo misógino siempre señala cuando una mujer se planta con los argumentos en una mano, que se vuelve puño por la fiereza patriarcal.
Puede que un tribunal no lo refleje, seguramente el camino del femicidio agregue grietas e infracciones que ya tiene a una causa límite, pero no todo sucede en esos foros tan lejanos a una sociedad que late otra cosa. La sombra femicida se extiende en cada peldaño de esta escalada que cuesta detener por actores fundamentales de esta violencia que, como toda mentira bien contada, se niega a los gritos para establecerla aunque no parezca.