Cinco mujeres asesinadas en 4 días, pero 'casi' son más. Es peligroso ser mujer en Argentina. No son casos aislados, son el patriarcado. ¿Qué puede cambiar si nada cambia? O sumisas o muertas. 'Los jueces son los otros femicidas'- afirman desde la agrupación feminista Fuega. El análisis con Dessire Mota.
Septiembre arrancó en Argentina con una pistola directa a la frente de una mujer y una bala que no salió. La crónica de nuestro país sería otra hoy si la bala hubiera cumplido su cometido. La mujer política más importante del país estaría muerta y es probable que el caos se hubiera adueñado de las calles.
Cristina Fernández de Kirchner está viva y su intento de magnicidio se investiga, hasta podría ser catalogado dentro de los parámetros del terrorismo. Lo cierto es que no hubo en democracia otra personalidad de la política Argentina más perseguida que CFK, una mujer. ¿Es casualidad? ¿Es un caso aislado por su personalidad y rol? En un país donde la realidad muestra la misoginia a diario resulta difícil pensar que nada tienen que ver. Cinco femicidios en 4 días, pero 'casi' son más. Si una mujer es fuerte y se sale de los parámetros de la mujer sumisa y modosita, es una bruja, loca, histérica y ¿Cuánto más? Si es vulnerable porque tiene una discapacidad neuronal, la ahorcan como a Patricia. Si saca a pasear a su perro, puede que termine muerta y hasta descuartizada, como Alejandra. O puede que muera baleada en su trabajo, como Verónica. Apuñalada como Mirta o Agustina. Si denuncia una y otra vez y no se rinde, sigue en peligro, como el caso de General Madariaga o tantos otros.
Hubo cinco femicidios en 4 días. Además en Rosario hubo un doble crimen que se investiga con protocolo de femicidio. En la ciudad de General Madariaga hubo un intento de femicidio y ¿cuántos más que no sabemos?.
Ma. Alejandra Abbondanza de 38 años salió a pasear a su perro por la vereda del barrio en Campana (Buenos Aires) el sábado 17 de septiembre. Un vecino la hizo entrar a su casa, la mató a golpes y la descuartizó. Tenía una hija de 15 años.
Patricia Diana Jarade, 39 años, padecía una discapacidad neuronal, vivía con su hermana y la familia en Ayacucho. Fue asesinada por ahorcamiento y se sospecha de su cuñado, ya detenido.
Verónica Esther Villalba de 57 años había estado en pareja 9 años con Hugo Antonio Marchi pero hacía un mes que ella había decidido separarse. El 20 de septiembre él irrumpió en la panadería de Loma Hermosa, donde Verónica trabajaba, le disparó y luego, viéndose acorralado por la Policía, se suicidó. Tenían una hija de 24 años.
Agustina Leila Roumec de 23 años murió apuñalada por su ex pareja (quien también se suicidó) en La Plata este 21 de septiembre.
Mirta Yolanda Cabrera de 57 años fue apuñalada en Trenque Lauquen por su pareja Héctor Omar Mansilla, quien apareció muerto luego en su auto por el impacto contra un camión en la ruta nº 33. Uno de los hijos de Mirta contó que, en la madrugada del martes, escuchó gritos y se acercó a preguntar si estaba todo bien ya que viven en casas linderas. Su madre le dijo que se fuera a dormir y los gritos cesaron. El final fue la trágica muerte de 3 puñaladas.
Esos son los femicidios que se conocieron durante los 4 días previos al festejo de la Primavera pero “casi” son más. Hubo intentos, como el caso de General Madariaga que denuncia la Organización feminista Fuega en sus redes sociales:
“Este fin de semana, en la madrugada del día sábado 18 del corriente, la señora fue agredida por este sujeto quién la apuñaló y propinó una serie de golpes de puño y patadas. Ella es asistida en el Hospital Municipal de Madariaga, donde se realizó un precario médico.…La defensa de este violento ha solicitado la excarcelación, por lo que la fiscalía solicitó de oficio la coordinación del gabinete interdisciplinario para que brinde un informe de riesgo a los fines de evitar que se concrete …
Finalmente el juez actuante, titular del Juzgado de Garantías Nº 3 de Dolores, sin intermediar audiencia y haciendo caso omiso tanto a la ley de víctimas como a las normas procedimentales, decide dejar a este violento en libertad. Entendemos que esta medida es gravísima, ya que pone en riego de vida a la víctima, que sufrió un intento de Femicidio hace 5 días y su agresor circula libremente por la ciudad de Madariaga.
Cabe aclarar que el juez mencionado fue denunciado por el Intendente de la Ciudad debido a su falta de perspectiva de género en una causa por abuso sexual infantil. También se solicitó un jury debido a su sostenido accionar.”
Ver publicación: IG Fuega
¿Es peligroso ser mujer en Argentina? No son casos aislados, son el mismo patriarcado. ¿Qué puede cambiar si nada cambia? O sumisas o muertas. 'Los jueces son los otros femicidas'- afirman desde la agrupación feminista Fuega.
Este denominador común se llama patriarcado y termina en la muerte pero antes suceden otras cosas, la cultura patriarcal y misógina que domina al país. Millones de parejas se separan y en la mayoría de los casos, la mujer queda a cargo sola de lxs hijxs, los varones no toleran la separación (dejar de dominar) y castigan a las ex mujeres de mil maneras, una de las más extendidas es dejar de mantener económicamente a lxs hijxs, no pasar alimentos y así, ahogarlas económicamente. Otros las persiguen y matan. El sentido de poder y dominio está siempre ahí.
Y el sistema judicial está colapsado y obsoleto, cuando la misma Corte Suprema es machista y no da señales de cambio. La reforma judicial feminista no puede esperar.
Consultamos a Desiree Motta, ex Presidenta de la Ong Mujeres por Pinamar, estudiante de abogacía, activista, actual integrante de Fuega, agrupación feminista de Pinamar.
─¿Cómo cambiar esto si los operadores del sistema judicial, desde la Corte suprema, son hombres en su mayoría y patriarcales?
Considero que el cambio urge y debe ser estructural; creo mucho en la importancia de las representaciones simbólicas. No es casual que en un mes que comenzó con un arma en la cabeza de la mujer más influyente de nuestro país, aumenten los femicidios. Los hechos, y como se tratan en los medios, contribuyen a la construcción subjetiva y al desarrollo del tejido social. En este sentido, volviendo al “como”, no tengo una respuesta asertiva pero si estoy segura de cómo NO podemos seguir. No podemos continuar reproduciendo odio, no podemos espectaculizar en las noticias los femicidios, no podemos seguir silenciando y banalizando los reclamos de la sociedad. El caso de Gral Madariaga es palmario, se excarcela a una persona que está decidida a cometer un femicidio, el titular del Juzgado Nro 3 no ha respetado la ley de Victimas y ni hablar de las propias normas procedimentales del fuero penal.
El cambio de paradigma también es una decisión política, y este sentido, el primer paso es la representatividad del feminismo en las esferas de poder y decisión.
─¿El pedido de Reforma judicial Feminista es ninguneado? Quien tiene que tomar las riendas de esto?
Sin dudas. Los proyectos de reformas que se ponen en agenda sobre el escritorio en esta política de varones no están ni cerca de nuestras demandas. Entendiendo que absolutamente todas las instituciones están construidas sobre bases patriarcales y opresivas, desde los transfeminismos venimos a cuestionar todo, y parece que eso tiene un costo muy alto cuando de quitar privilegios a un sector casi nobiliario se trata. La reforma judicial en clave transfeminista reclama un poder judicial democrático y popular.
En junio de 2021 participé del Primer Foro Federal hacia la Reforma Judicial Feminista, junto a Proyecto Generar y las conclusiones se centraron en la falta de respuesta a la necesidad de les justiciables, las extremas dilaciones, el sesgo patriarcal, la necesidad de democratizar el órgano, el federalismo y como corolario: la perspectiva en Derechos Humanos. Este cambio de raíz requiere del compromiso de los tres poderes del Estado.
─¿Argentina es peligrosa para las mujeres? Sumisas o muertas…
Absolutamente. Pero el problema es que la desigualdad y el peligro no se nos agotan en el género. Ser mujeres o diversidades es el camino que nos lleva a un sinfín de otros factores de vulnerabilidad si lo analizamos desde una mirada interseccional. Ser mujeres implica estar empobrecidas por ejemplo, y contar con menos herramientas para salir de aquellos lugares no seguros. Las mujeres ganamos un 27% menos que los varones; también sostenemos los trabajos domésticos y cuidados no remunerados que se requieren para mover la órbita productiva, la mayoría no recibe cuota de alimentos. Si se contabilizaran las tareas de cuidado en el PBI, sería la actividad “productiva” con MAYOR APORTE a este índice, más que la construcción, el comercio y el sector inmobiliario. Y ¿que tiene que ver el factor económico con esto? Vivimos bajo paradigmas de opresión que se retroalimentan: patriarcado y capitalismo. Somos la mano de obra gratuita, y estar empobrecidas nos quita ni más ni menos que la posibilidad de elegir, de decidir sin ataduras, nos quita LIBERTAD.
─El dinero y los lugares de poder siguen estando masculinizados. ¿Cómo cambiar si nada cambia?
Es importante continuar en este camino de visibilización de las problemáticas para que la sociedad toda pueda apropiarse porque, de lo contrario, lo vemos desde afuera y parece que no nos toca, y así tampoco demandamos cambios. Por otro lado, la clave está en que el Estado de manera positiva (es decir, mediante normas) garantice el acceso de mujeres y disidencias con perspectiva de género a las órbitas de poder y decisión, y que no quede en la letra muerta de nuestro plexo normativo como pasa con el Poder Judicial. Esa es la finalidad de las leyes de cupo y paridad, claro que no es suficiente, pero aquello que no se da de manera natural debe regularse para asegurar el cumplimiento de derechos y garantías. La otra pata de la mesa está en la educación y en este sentido soy optimista; las nuevas generaciones vienen a enseñarnos otra forma de vincularnos y son elles quienes están construyendo lo que se viene.