Es abogada y víctima de violencia de género. Remarca que se volvió feminista por su propia historia luego de ser mamá. Lucha por la cuota de alimentos y la regulación de visitas a su hija pero del otro lado recibe violencias y el mismo sistema de justicia patriarcal que relatan la mayoría. Denunció a la jueza y operadores por machismo en su proceso judicial para que no les pase a otras.
Hace unos meses la entrevistamos en esta nota porque es abogada y montó un estudio callejero para asesorar gratis a víctimas de incumplimiento alimentario. Ya la modalidad del servicio es creativa y nos parecía inspiradora. Ahora, Ornella Antonelli, decidió relatar parte de su historia personal, la que viene soportando y la construyó como la feminista que es hoy. De hecho lo escribió así en sus redes: “Me volví feminista por mi propia historia. Primero un insulto, después un empujón, después un golpe. La cosa cada vez se pone peor.”
Su caso es uno más de tantos relatos que llegan a esta redacción como víctima de violencia de género pero tiene de particular el hecho de que es abogada. Este dato hace que confluyan varios conceptos que sirven para reforzar la importancia de la perspectiva de género en el poder judicial, asimismo creencias o prejuicios que es urgente desterrar.
“Ser víctima de violencia es tabú”
Hay una re victimización constante hacia las mujeres en los medios de comunicación, la sociedad y, sin duda, el sistema judicial. El lugar de víctima no es un lugar cómodo y suele suponerse que es contrapuesto a la 'empoderada' que también se mal construyó como imaginario social. El punto es que no es lo mismo 'ser víctima' que 'hacerse la víctima', la diferencia es radical. El primero refiere a alguien que sufre un daño o perjuicio a causa de una acción (que puede venir de otra persona) y el segundo tiene que ver con un mecanismo de manipulación. No son lo mismo. Por otra parte, en general es común la re victimización en el tratamiento mediático hegemónico. ¿Qué significa? Que se relatan los hechos entorno a una víctima con espectacularización para despertar el morbo, producto que la audiencia compra con facilidad y también que se construye una imagen de la 'víctima que no puede', culpable en cierto modo o que da lugar a la duda.
A esto hay que sumarle la construcción 'exitista' en el imaginario social, de la cultura en la cual vivimos, donde ser 'víctima' es ser 'loser' y va en contra de la imagen profesional. En cambio ser 'empoderada' está 'de moda' y se lo vincula con 'poder con todo y sola', aunque no es así. Acá también hay mucho por desandar en conceptos confundidos. Y el caso de Ornella Antonelli es un ejemplo bien gráfico para esto. Por ello la profesional lo dice en otro de sus posteos.
“Me hice feminista después de tener una hija mujer”
Cuando Antonelli habla de que le agradece a su ex porque hoy es mejor abogada puede sonar irónico pero no lo es, tiene el peso de lo vivido en carne propia. “Antes de ser mamá yo era una abogada y hasta de tinte machista puedo decir. Cuando estaba embarazada y supe que era una nena la que venía en camino me sentí pésimo, reaccioné horrible y era por los miedos a traer una niña a este mundo machista”. Su terapeuta la ayudó con el proceso emocional y a comprender que no sólo las niñas están en riesgo de abusos sino los niños también, que era uno de sus miedos. “Nació mi beba y la tuve en mis brazos, fue un antes y un después, no sólo por ser madre por primera vez sino por darme cuenta que yo estaba 'maternando' a mi pareja, ahí me di cuenta de que debía enfocarme en la que sí era mi hija y salir de esa relación con hechos de violencia”.
Pasaron 1 año y 9 meses de ese momento en que siendo consciente de todo armó un grupo de ayuda para mujeres en su mismo estado de puerperio y eso la impulsó luego a instalar el estudio callejero de asesoramiento gratuito.
“Siento que criar solas tiene un prejuicio y perjuicio social, como si nosotras tuviéramos la culpa de la irresponsabilidad paterna. Eso es lo que me hizo querer salir a la calle para escuchar a otras y empatizar porque no soy la única que vivió violencia, no soy la única que lucha por los alimentos, entendí que no soy la única que tiene que reorganizarse porque un papá no cumple con su régimen de comunicación. O sea, es muy duro admitir que sos víctima de violencia teniendo todas las herramientas porque yo era una abogada que asesoraba a víctimas pero que no lo vivía, por eso digo que el papá de mi hija me hizo una mejor abogada. Primero porque me hizo mamá, mi cabeza dio un giro tremendo y segundo porque me hizo empatizar con las mujeres de otra manera ya que no es lo mismo vivirlo. Yo las acompañaba a una mediación pero no sabía realmente lo que se siente hasta que lo viví. Tenés miedo, no dormís en toda la noche porque no sabés lo que te van a pedir, es demasiada exposición cuando te toca enfrentarte a un papá violento, por eso ahora yo hago las mediaciones por separado. Ahora lo entendí de otra manera.”
Las medidas inútiles del sistema judicial
Mediar cuando hay violencia de género es violencia institucional. Lo dijimos repetidamente en este medio y lo seguiremos repitiendo. La falta de perspectiva y conocimiento por parte de jueces/ juezas y abogadxs hace que no comprendan que el sólo hecho de que una madre recurra al reclamo judicial para los alimentos ya está implícita la violencia, por ende, no deberían existir las mediaciones por alimentos. Otras medidas son inútiles también y ponen siempre el foco y el estrés en las mujeres víctimas cuando debería ser al revés. “Que lo controlen a él, no a mí” – refiere Ornella por su caso personal y lo que ve a diario en todos los casos que asiste. “La prohibición de acercamiento y el botón antipánico nos exponen, por más que denuncies infinidad de veces, con testigos, con capturas de imágenes en cámara de seguridad, donde mostrás hasta la patente del auto, los jueces no hacen nada. Yo tuve el botón y fue incomodísimo, se activaba con cualquier movimiento, no lo podía llevar en mi cartera si salía, te empiezan a llamar, es estresante. Lo mismo con la custodia fuera de la casa, es horrible. ¿Por qué no ponen ese policía en la casa del violento y no en mi casa?”
Medidas creativas
Una medida que no se ve mucho pero sí hay pruebas pilotos en algunos lugares es la de obligarlos a hacer terapias grupales o tareas comunitarias contra la violencia de género, procesos que resulten transformadores aunque parezcan tediosos o lentos pero que se instalan en trabajar con las emociones y conductas de los hombres violentos para generar cambios profundos y verdaderos. “Porque todo esto que estoy viviendo cada vez se pone peor”- relata la abogada como muestra de que hasta ahora todas las denuncias y medidas cautelares fueron inútiles.
El falso impedimento de contacto
Una de las estrategias a las que recurren los violentos es acusar a las madres por impedimento de contacto y nuevamente la 'justicia' hace agua re vinculando a lxs hijxs. Suelen ser denuncias falsas y manipuladoras de los violentos que buscan, por todos los medios posibles, seguir perjudicándolas porque no toleran la pérdida del dominio. Lo injurioso del sistema judicial es que, como en éste caso, las pruebas presentadas por ella, con denuncias varias y luego medidas otorgadas, resultan ineficientes y la violencia escala. Abundan los casos de femicidios donde la víctima acumulaba denuncias.
En esta publicación de Facebook, Ornella Antonelli decidió contar todo y exponer públicamente a su agresor ante los últimos hechos.
Link a publicación: Mi versión de los hechos
El relato es minucioso y con fotos, capturas de chats y de las diversas denuncias por violencia de género que realizó la abogada en su propio caso. La gota que colmó el vaso fue que este 29 de diciembre estaba trabajando en su oficina y la llaman para decirle que su ex estaba manifestando contra ella, con carteles en la plaza pública, por impedimento de contacto.
“Se encadenó a la plaza con un cartel que decía que eran 145 días sin ver a su hija por mi culpa. Me voy hasta la plaza y le intento hablar para que deje de hacerlo porque es mentira, él mismo no cumple con el régimen de visitas. Me respondía que conmigo no iba a hablar, entonces le digo que si quiere ver a R. se la traigo porque estaba a la vuelta con la niñera que la cuida mientras yo trabajo, eso hice. Nos sentamos con mi hija y le tuve que decir que ése era su papá ya que hacía meses que no lo veía, la bebé lo llamaba 'papá, papá' y él no se daba vuelta, hasta nos sentamos en un banco de la plaza mientras él manifestaba. Llegó mi mamá y me dijo: Ornella, dejá ese payaso, vamos a casa.” – expulsa la profesional entre lágrimas que ya no puede contener porque es demasiado. Es evidente, en éste como en la mayoría de los casos, la violencia psicológica presente y la manipulación sin límites, en complicidad muchas veces con las propias familias de los agresores que no logran ver la realidad de lo que ocurre.
“En una de las visitas a mi hija me esperó desnudo”
En el relato de Facebook Ornella publica un video también donde se la ve sentada en el banco de la plaza con su bebé a upa, mientras el ex sigue con su artimaña. En la red expone más hechos violentos:
“Cuando nuestra hija tenia meses de vida su papá asistía a verla a mi estudio jurídico. En muchas oportunidades se quedaba dormido y no iba, lo cual me generaba problemas en mi trabajo .Recalco que el único sostén económico en ese momento era yo. Como esto no funcionaba, pedí una mediación y se acordó un régimen que era en el quincho de la casa de mis padres (a pasos de la oficina), ya que yo no quería que asista a mi domicilio porque en varias oportunidades intentó `una reconciliación´ esperándome desnudo en la pileta de mi casa, por lo cual ofrecí que sea en ese lugar, separado de mi oficina, siendo mi secretario el intermediario, y además que la niña era lactante exclusiva en ese momento. Él decidió dejar de cumplir ese régimen…”
¿Qué pasa con las familias de los violentos?
En general los apañan o les creen las mentiras. Es claro que un varón violento no sale de un repollo ni viene de otro planeta, son fieles hijos del patriarcado. Y en éste caso específico también, toca contarlo.
Luego de separase por violencia física y psicológica, cuando la bebé de la pareja tenía 4 meses, Ornella intentó proteger su integridad y la de su hija de los constantes ataques por parte del ex (incluso la violentaba delante de su hija) y también de las amenazas de muerte por parte de su ex suegra (abuela paterna) que llegó a decirle: “si seguís molestando a mi hijo hago desaparecer a tu hija. Ustedes no saben lo que soy capaz de hacer con la bebé si denuncian a Martín…”
Pidió restricción de acercamiento y la abuela paterna de la bebé la incumple, intentó atropellarla con el auto una vez y golpear con un palo al padre de Antonella. Desde el Juzgado de familia recomendaron terapia pero no la realiza tampoco.
Viven en Choele Choel, una ciudad de 20 mil habitantes aproximadamente en la provincia de Río Negro. “Acá nos conocemos todos digamos, mi padre es un abogado de años. Mi familia está sufriendo esto también, les afecta y yo soy abogada de familia justamente. Por eso me harté y publiqué todo, a pesar de que me dolió exponer a mi hija cuando la llevé a la plaza”.- resume y agrega que otro mecanismo de dominio que encontró el ex fue negarse a firmar la autorización para que puedan salir del país. Este es un artilugio que se escucha repetidamente también y les impide a las madres y sus hijxs salir, por ejemplo, de vacaciones al exterior si tienen esa posibilidad.
La culpa de la maternidad
Surge el gran tema de la culpa en la charla con Ornella porque siente que nada de lo que hace alcanza para proteger a su hija pero además “porque la sociedad y el sistema judicial nos dejan solas, estamos solas criando con pareja o sin pareja” – agrega y manifiesta que tuvo que denunciar a la jueza que interviene en su proceso judicial perteneciente al Juzgado de Familia de Luis Beltrán, de Río Negro.
La denunció por incumplimiento de sus deberes, por la demora en las providencias cuando hay un plazo para dictarlas, por re victimizarla teniendo que relatar muchas veces lo sucedido sin sancionar al violento y la abuela paterna. También tuvo que denunciar a una licenciada del equipo técnico del Juzgado porque entiende que quizás así logra que a otras mujeres no les ocurra.
─¿Qué pasó con esta profesional del juzgado?
Me preguntó si en algún momento el papá de mi hija me obligó a tener relaciones sexuales sin preservativo y yo le dije que sí, luego dijo que eso no lo iban a incluir en el escrito del expediente, minimizándolo. En ése momento yo no lograba responder a una operadora del Juzgado pero sus frases siguen resonando en mi mente. Luego me preguntó si estaba dándole teta a mi hija todavía y le respondí nuevamente que si. Mi bebé tenía 4 meses en aquél entonces, me empezó a decir que hasta cuándo le iba a dar la teta, que no tenía que hacer como la mayoría de las mujeres que le dan la teta hasta los 3 años. Horrible.
Ornella Antonelli refuerza así el argumento de la culpa siempre hacia las mujeres y peor aún hacia las madres. Esa mirada juzgadora e incisiva que siempre busca el error en nosotras y que, lamentablemente, también está instalada en otras mujeres. El machismo no es exclusivo de los hombres.
El chip de lxs jueces/as
Como cierre la profesional insiste en que “necesitamos jueces y juezas con perspectiva de género, que no hagan un curso para cumplir con la Ley Micaela solamente porque una sola capacitación no les alcanza si no hay un proceso de transformación, necesitamos que tengan el chip de la actualidad, el chip de la maternidad, de las mujeres. Son dinosaurios desactualizadxs y no es fácil sacarlos del cargo. Yo me animé a denunciar a la jueza y sé que es jodido porque tengo que seguir trabajando con ése Juzgado pero alguien tiene que hacerlo, hay que animarse para que la cosa cambie”.-
Hoy Ornella se sabe abogada - víctima y no teme decirlo. Es lo que la hace diferente al chip del patriarcado.
-Acá estamos Ornella, gracias por compartir tu caso y por estar de este lado con este chip que no tiene vuelta atrás.