Mujeres de todas las edades y personas del colectivo travesti trans están priorizando su formación. La funcionaria refiere a comunidades de la provincia de Buenos Aires que reconocen la movilidad social que otorga la educación.
Hace dos semanas se inauguró en Pinamar un nuevo centro educativo para jóvenes y adultxs que no pudieron completar su ciclo secundario. Te contamos todos los detalles en esta nota. Uno de los ejes de las oratorias, esa tarde, tuvo que ver con comprender los motivos de las trayectorias escolares interrumpidas en la primera infancia o en el nivel secundario. Ese derecho humano básico a la educación tiene que ver con historias de vida que se vieron impactadas por asuntos de diversa índole, tanto familiares como comunitarios. Y se puso en el centro el rol del Estado como garante de la educación a través de generar estas políticas públicas, como los CENS Centro Educativo de Educación Secundaria) o el Plan Fines, para ampliar las posibilidades a la población excluida.
“Cuando un joven o un adulto no puede completar su escolaridad siempre nos encontramos no con una decisión personal o desinterés por no estudiar sino que en el fondo hay historias singulares de exclusión pero también historias colectivas, sociales y políticas que hacen que no se pueda acceder…” - mencionó en su discurso Silvia Vilta, Directora Provincial de Educación de Jóvenes, Adultxs y adultxs Mayores.
La pandemia puso en evidencia muchas desigualdades socio económicas que influyen como barreras de acceso a la educación y una de ellas fue la brecha digital, en muchos hogares la falta de conexión a internet o de dispositivos aptos para les estudiantes fue motivo de alejamiento escolar. En función de acortar esa brecha se iniciaron, en provincia de Buenos Aires, programas como el de Acompañamiento a las Trayectorias y Revinculación (ATR). Pero hay otras brechas y sistemas de exclusión social que vienen arraigados en nuestra sociedad y cultura patriarcal y tienen que ver con el género. Por ello, le consultamos a la Profesora Silvia Vilta sobre el cupo de mujeres en estos planes de estudio que ofrecen la posibilidad de finalizar las etapas de educación obligatoria.
“Hay muchas mujeres cursando, hay como un discurso en común de 'ya crié a mis hijxs, ya terminaron su escuela, son grandes o armaron su organización familiar y ahora es el tiempo para mí'. Eso se escucha muchísimo y hay una predominancia de mujeres estudiando así como compañeras del colectivo travesti trans que deciden comenzar a estudiar que en su momento, cuando todavía no se abordaban estas temáticas en las instituciones educativas y fueron víctimas de exclusión y discriminación, en esta etapa de edad adulta deciden convocarse y transitar juntas su educación secundaria. Ahí hay mucho feminismo haciendo la educación de jóvenes, adultos y adultos mayores.
─Es decir que los motivos de la deserción escolar no son por desmotivación personal sino exclusión atravesada por la clase social ¿y también cuestiones de género?
─Mucho, nos encontramos con mujeres de 90 años hoy terminando la primaria y diciendo: 'voy a empezar la secundaria' y te cuentan de sus infancias, sus historias familiares en las que su destino era quedarse en la casa a ayudar en las tareas o a cargo de la crianza de 10 u 11 hermanxs. También vemos factores como el temor de los padres, las distancias, el hecho de que también por protección excesiva se les limitaban las posibilidades a las hijas mujeres para ir hasta las dependencias educativas, porque esos padres decían: 'mejor que estudien los varones y ellas queden en casa', como un destino ya previsible, como una biografía anticipada.
─¿Esto lo ve aún en las mujeres de las generaciones más nuevas?
─Lo vemos sobre todo en las mujeres de más de 70 años que vivieron ese proceso, después te encontrás con las chicas de otras generaciones en las que las oportunidades educativas se vieron afectadas tanto por la crianza de lxs hermanos como por tener que ir a trabajar para ayudar a la familia económicamente en etapas complejas y esto las fue dejando excluidas del estudio.
─¿El mayor cupo de mujeres para estudiar habla de que hay interés en la educación en Argentina?
─Es una falacia que a las familias argentinas no les interesa la Educación. En las comunidades observamos un interés y pulsión por la creación de lugares educativos nuevos, se organizan en grupos de padres y madres, en Comisiones que buscan terrenos y gestionan ante el Estado. No es cierto que a la gente no le interesa la Educación sino que todo lo contrario, vemos que hay un entendimiento del ascenso y movilidad social que otorga la educación y por ello estamos creando estos programas en toda la provincia.