Medios hegemónicos y personas que buscan culpar al movimiento que defiende los DDHH por la muerte del niño, víctima de violencia intrafamiliar. Un crimen que duele, como tantos otros que no se televisan. ¿Qué decimos las feministas? Acá estamos para luchar siempre contra las violencias. En esta editorial te invito a pensar sobre varias cuestiones que traspasan este caso, con el fin de reflexionar como sociedad entorno a la importancia de cuidar la niñez y de comunicar con ética y perspectiva.
Lucio Dupuy tenía 5 años y era torturado por su progenitora, Magdalena Espósito, y la pareja, Abigail Páez. El niño fue asesinado el 26 de noviembre del 2021 en Santa Rosa (La Pampa) y, desde allí, el caso se hizo público con detalles de las torturas y el maltrato infantil que ejercían las asesinas. En este medio no vamos a reproducir esos detalles de la violencia porque están por todos lados, en miles de notas y programas periodísticos. Además, porque no entramos en la lógica del morbo y los likes a cualquier precio.
Esta editorial no es para contar el caso del crimen de Lucio. Para eso podés googlear o prender la tv. Es para pedir justicia y reflexionar sobre un montón de cuestiones que se suceden alrededor de la televisación / mediatización del mismo.
El cañón anti feminista: por nuestra culpa, nuestra gran culpa.
Desde que se conocieron las asesinas de Lucio, algunos medios y operadores anti feminismo, o figuras conocidas como el ex futbolista Juan Sebastián Verón, disparan contra el feminismo por la muerte de Lucio. Vemos editoriales que esconden “operaciones” anti derechos que responden a grupos de poder del stablishment. Nada nuevo tampoco, siempre tuvimos que soportar los platos rotos, ser las “ovejas negras” de la familia, “las brujas” de la historia y más aún, “las culpables del pecado original”.
¿La verdad? No pensé en darles mayor entidad al principio, pero veo que la siguen y algunxs aprovechan la movida, nos arroban en redes sociales preguntando: “¿Dónde están las feministas ante el crimen de Lucio?”, atacan a colegas por la cantidad de espacio o tiempo de tv que le dan al caso, comparándolo con otros y blablablá.
Entonces mejor hablar y no otorgar. Acá estamos, siempre luchando contra las violencias de género, por las niñeces y por un mundo mejor. Se ve que somos importantes. ¿O que nos cargan siempre la mochila a nosotras? Típico de machirulxs.
Me cierra la última, ATR.
Como Directora, cronista, redactora, editora y más roles que ejerzo desde IF, elijo, la mayoría de las veces, no escribir sobre lo escrito. Es decir, si un caso toma la agenda mediática al punto que está presente en la tv hegemónica, los medios gráficos y digitales más importantes, ¿para qué voy a escribir lo mismo? Si ya tiene la suficiente visibilidad. A lo sumo, emitimos una opinión corta respecto al tema, que solemos hacerlo en “stories” de nuestro IG.
Cuando nos llegan casos pidiendo justicia, apoyo mediático para presionar o solo como descarga, ahí estamos siempre. La mayoría son casos que no lograron justicia, o visibilidad mediática, que encuentran este espacio de escucha y que nos agradecen por publicar porque siempre algo bueno sucede después. Y eso, es lo más reconfortante que tenemos las periodistas feministas que nos ponemos al hombro mostrar lo que otros quieren ocultar, las injusticias, las vulneraciones a los ddhh, la mugre tapada debajo de la alfombra. El “feminismo” busca construir un mundo sin violencias, con igualdad de oportunidades y equidad, un mundo casi utópico, me duele reconocerlo en palabras pero la utopía, como horizonte, me empuja a seguir sin vuelta atrás. Alguien me hizo comprender que no debo renunciar a la utopía.
¿Y dónde surge que es nuestra la culpa?
Desde Adán y Eva. Posta.
Pero vamos al punto…
Todo surge porque las asesinas de Lucio son mujeres, lesbianas y tenían fotos con el pañuelo verde en sus redes sociales. Entonces ahora las feministas somos todas asesinas. Vuelven a querer instalar la grieta de “celestes” contra “marea verde”. Quienes lo hacen, confunden la diferencia entre el derecho a decidir (entiéndase: libertad) y este caso. Meten todo en una licuadora y va.
Una mezcla falaz. No hay grieta ahí. Hay entendimiento y no entendimiento del tema.
Por otro lado, se suma que el abuelo paterno de Lucio declaró, en algunos medios, que “a Lucio lo mataron por ser varón porque odian a los hombres”, es por esto que presentaron, como querella en el juicio, que sea considerado un “crimen de odio por género”. La fiscalía no acompaña este pedido.
En el caso que estas dos asesinas “odiaran a los hombres”, ¿Quiere decir que “las feministas” odiamos a los hombres y salimos a matar? Siguen confundiendo el cartel que vieron alguna vez: “Muerte al macho”, que significa “al machismo” y no a los hombres. ¿Donde vieron que el Feminismo promueva matar a los hombres?
Hay más. La estigmatización de la homosexualidad y el lesbianismo. Reflotan estereotipos discriminatorios contra las personas por su orientación sexual. Las asesinas son “lesbianas”, satanás.
Desde el feminismo fomentamos justamente lo contrario, no estereotipar ni discriminar porque incita a la violencia, y menos aún a un colectivo que fue discriminado y violentado por siglos. Es como decir ahora que todos los rugbiers son asesinos, por los asesinos de Fernando Báez.
La lógica mediática ¿Emociones y likes a toda costa?
Hacer Periodismo tiene una función social que conlleva responsabilidad, pero es cierto que hay muchos tipos o estilos de periodismo, sobre todo porque es una profesión no regulada en nuestro país ante la supremacía de la libertad de expresión. Podemos estar de acuerdo, o no, con el “periodismo amarillo”, por ejemplo, pero lo cierto es que hay un público que lo consume. El límite entre generar conciencia y ganar likes puede desdibujarse sin ética periodística, para manipular la audiencia con claros fines ideológicos o mercantiles. El punto es que cuando se tratan temas “delicados”, como las violencias de género, femicidios, maltrato infantil como en éste caso, hay un impacto que no siempre es positivo sino por el contrario, que despierta una alerta de reproducción de esas violencias.
En el caso de Lucio, algunos medios dicen “contar detalles horrorosos para generar conciencia”. No existen pruebas fehacientes que respalden este argumento como válido, sino todo lo contrario. Una de las recomendaciones para no reproducir violencias desde la comunicación tiene que ver justamente con no utilizar el recurso del morbo y los detalles de esa violencia ya que se observa que, al hacerlo, aumentan los casos que reproducen/copian ese formato. Un ejemplo fue el caso del asesinato a Wanda Taddei por parte del músico Eduardo Vázquez quien, en la madrugada del 10 de febrero de 2010, la roció con alcohol y la prendió fuego, lo que le provocó quemaduras en todo el cuerpo y su muerte 11 días después. Luego del modus femicida de Vázquez y la mediatización del caso con detalles, se observó una escalada de otros femicidios bajo el mismo estilo.
Si contar detalles horrorosos de los crímenes diera como resultado una conciencia colectiva para desterrarlos, no deberían ir en aumento sino todo lo contrario. En todo caso, tiene que ver con la lógica del morbo y la emocionalidad, la espectacularización que atrapa la atención, una lógica mercantilista de los medios.
¿Qué revela el crimen de Lucio?
Volviendo al caso que motiva esta editorial, el historial de las idas y vueltas de Lucio revela la falla sistémica, lo complejo que resulta, por parte de las instituciones y la sociedad, el proteger a las infancias cuando una familia está en disputa por la tenencia. Esto no es de ahora. Es constante y desde el feminismo lo vivimos gritando. No es exclusivo de esta terrible muerte, sino de la mayoría de los relatos de las “madres protectoras”, por ejemplo, que luchan contra re-vinculaciones forzosas que les imponen jueces y juezas, obligando a sus hijos/as a volver con progenitores abusadores, violentos.
Las denuncias que no prenden la luz roja en el sistema judicial, las instituciones escolares que no detectan el peligro, el sistema de salud que no interviene aunque los golpes estén a la vista, vecinos o vecinas que no saben cómo intervenir o, en casos como éste, en que una vecina llamó a la policía para advertir que el niño estaba siendo golpeado pero la policía no intervino. El “no te metas” que gana la guerra con finales trágicos e irreversibles o, en muchos casos, el poder económico por encima del poder de quien cuida.
El crimen de Lucio también revela que no todas las mujeres están aptas para criar. Ninguna novedad. Una de las agendas del feminismo es justamente la protección y derechos de NNA (Niños, niñas y adolescentes). Otro de los conceptos que siempre esbozamos es que el machismo no es exclusivo de los hombres, hay mujeres machistas y violentas. Asimismo, explicamos que el machismo mata, no sólo a mujeres, como en el caso de Fernando Báez Sosa, crimen cruzado también por racismo.
El maltrato infantil y las violencias de género
No es un capricho o invento de “las feministas” el contextualizar el caso de Lucio en el marco del maltrato infantil y las VDG, para graficar lo dicho anteriormente. Las estadísticas sirven para abordar la realidad justamente. Y acá muestro algunas de esas cifras:
Desde el Ministerio de Justicia y Unicef presentaron un INFORME SOBRE LAS VIOLENCIAS A NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES en base a la información recabada en la Línea 137 (Programa “Las Víctimas contra las violencias”) que va de octubre 2020 a septiembre 2021 y pone en evidencia que:
“…las consultas aumentaron un 15% respecto al mismo período del año anterior, y se incrementaron considerablemente las realizadas directamente por niñas, niños y adolescentes. Se registraron 9.989 víctimas niñas, niños y adolescentes de violencia familiar y/o sexual.
Respecto al abuso sexual hacia niñas, niños y adolescentes, se registraron 3.219 víctimas. En todos los grupos etarios, el mayor porcentaje de niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia sexual pertenece al género femenino, representando casi 4 veces más que el masculino. La diferencia según género se amplía a mayor edad de la víctima.
Así mismo, el 74,2% de las víctimas fueron violentadas por alguien de su entorno cercano o ámbito de confianza.”
Por su parte, el Observatorio “Adriana Marisel Zambrano”, perteneciente a LA CASA DEL ENCUENTRO , desarrolló el término Femicidio “Vinculado” que son los asesinatos (que comete un femicida) para castigar psíquicamente a su víctima, mata a otras personas del vínculo familiar o afectivo de la mujer. Terrible pero real, muchos de esos casos son hijos e hijas. Los números de la Asociación revelan la cuestión de género:
Desde 2008 a 2020 se registran:
3.551 Femicidios, Vinculados de mujeres y niñas y Transfemicidios
281 Femicidios Vinculados de varones adultos y niños.
4.430 hijas e hijos quedaron sin madre, 2849 (el 64%) son menores de edad.
“Los niños y niñas suelen ser las principales víctimas del femicidio vinculado. En los últimos diez años fueron asesinados 120 chicos de entre meses y 12 años. En el 63 por ciento de los casos el asesino es el propio padre del menor. Y la cifra asciende al 79% si se incluye a los padrastros”- Detallaron desde la asociación para Perfil.com
¿Qué quiero decir con estas cifras?
Podría llenar páginas de números sobre maltrato infantil, abusos, acosos sexuales y otros tipos de violencias hacia NNA (niños, niñas y adolescentes). Es una realidad cruenta denunciada repetidamente desde los organismos de DDHH, movimientos feministas y medios con perspectiva de género, sobre todo.
Hay casos que prenden la agenda mediática como éste de Lucio, y otros que no, que pasan inadvertidos para la mayoría del “público” porque no se visibilizan mediáticamente. Esos casos suelen luchar contra la impunidad durante años y, muchas veces, quedan impunes.
El maltrato contra las niñeces debe hacernos reflexionar sobre el mundo adultocéntrico que habitamos, desde las instituciones más básicas de las sociedad que son la familia y la escuela. El paradigma de la educación autoritaria todavía persiste, donde la infancia no tiene voz ni voto y, lo que es peor, resulta ser el tacho de basura donde adultxs violentxs descargan sus miserias humanas. El problema es bien grande y "de grandes" porque somos nosotrxs lxs únicxs responsables de cambiar esta historia.
Esperamos la sentencia por el crimen de Lucio y apostamos a que será perpetua. La mediatización también influye ejerciendo presión social. Bienvenida si es #justiciaxLucio
Del mismo modo queremos #justiciaxSalvador, caso que te contamos en esta nota: Un bebé asesinado por su progenitor en Neuquén , como queremos justicia por Milagros y su madre, otro caso que publicamos en IF: "Ya vendrá la justica divina"- le dijeron del Juzgado
También queremos #justiciaxlucíapérez, que todavía su familia no tiene paz y espera un nuevo juicio que comenzará en Mar del Plata este 7 de febrero.
Queremos una JUSTICIA JUSTA, RÁPIDA Y EFECTIVA PARA TODAS LAS FAMILIAS QUE LA ESPERAN EN ARGENTINA.
La violencia de género SI existe. La violencia contra niños, niñas y adolescentes también. Hay mujeres violentas, hay más hombres violentos. Nunca justifiquemos ningún tipo de violencia, nunca.
Ante el asesinato de Lucio, no existe la grieta que pretenden instalar.
Líneas de denuncias x maltrato infantil: 102 (Unicef) y #137 – WhatsApp: (11) 3133 1000 (Programa nacional “Las víctimas contra las Violencias)