Lleva adelante, desde hace un año, el reclamo de justicia por la muerte de su hijo producida al caer de un quinto piso de un edificio en construcción. El mismo no contaba con las medidas de seguridad correspondientes. Historia de vida y relato de una lucha.
Son las 12 horas de un día gris en Pinamar. Hace frio. El sol comienza a ocultarse más allá de los pinos susurrantes. Se siente el fresco viento en el rostro y en las manos… pero eso no es impedimento para que Carina Zavala asista al lugar donde perdiera la vida su hijo el pasado 12 de agosto de 2023. Se trata del edificio “Positive Tower III” ubicado en avenida Bunge al 1695.
Al arribar, se dispone a desplegar la bandera que ella misma pintó junto a los mejores amigos de Fausto. Sola y despacito. Sin nadie a su alrededor. Zavala comienza a colocar cada pieza en su lugar. Es su rutina de todos los sábados, su homenaje. Mientras lo hace no puede contener las lágrimas que se deslizan por su mejilla: “con la muerte de un hijo se te para el tiempo…empezas a ver la vida desde otro costado. Con templanza encontras el camino correcto para seguir” sostiene.
Unos minutos más tarde llega Juan, el papá. En silencio prepara su cartel y se dispone a caminar por la interminable avenida que desemboca en el mar. Cada encuentro en ese lugar es un “retroceder a aquel 12 de agosto cuando nos avisaron y lo vinimos a buscar. Lo vimos tirado al pie de la escalera No nos dejaron acercarnos. Quien sabe la cantidad de tiempo que estuvo así”.
Aquel día, a las 12.15 hs antes de terminar su jornada de trabajo, Fausto, le había mandado un mensaje a su hermano:
- “hola, voy para el departamento así me baño y me voy a comer a lo de papá”
Juan, mientras tanto lo esperaba con el almuerzo, le estaba preparando milanesas, con papas y huevo frito cuando recibió la terrible noticia.
Treinta cinco minutos transcurrieron ya del mediodía. Es sábado diez de agosto. El sirenazo número 22 comienza a hacerse notar. Y es que sus papás esperan este horario para pedir justicia. El megáfono suena con fuerza; “es la voz de Fausto” afirma su mamá, que se hace oír frente al bozal legal que los imputados intentan imponer.
A lo largo de la avenida Bunge los autos que circulan tocan bocina en apoyo. Otros se detienen y se acercan a saludar o simplemente a dar un abrazo y “es que somos pueblo, lo que hoy le tocó a mi hijo le puede pasar a cualquiera” murmura Carina. Es la lucha por la justicia de una muerte injusta que se refleja desde el acto más puro y sincero. Con respeto, con entereza y constancia. Pero por sobre todo con amor: “en la vida las cosas hay que enfrentarlas, no es que las sanas, pero, cada vez que lo haces te resulta más fácil hacerlo. Desde el dolor es desde donde yo tomo la fuerza… el amor tiene que sanar” comenta más tarde. Mientras tanto Juan, incansable, sigue caminando de un extremo a otro enseñando a los conductores un cartel que reza “Renkine imputado. Homicidio culposo” en referencia a uno de los involucrados en el expediente judicial sindicado como responsable de la muerte Fausto Maldonado.
Carina acumula carta documentos enviadas por los empresarios a cargo de la construcción del edificio donde perdió la vida Fausto. Como si se tratara de una “broma”, ellos se encargan de enviar las misivas en las fechas más dolorosas: festividades, cumpleaños, etc. Desde el primer momento hicieron mella del dolor y no de la empatía. A pesar de ello, Zavala continúa con el reclamo de justicia por su hijo en post de lograr a futuro una “Ley Fausto” que proteja la vida de los trabajadores.
TÉ PARA TRES
Cuando perdemos a un ser querido es terrible sostener un objeto y ver la imagen fantasma de la persona a la que perteneció. Es, en ese instante, cuando el pasado se abre camino y las imágenes aparecen como en una especie de presentación de diapositivas. El duelo se atraviesa de diferentes maneras. Algunos atesoran, otros entienden que, en el acto de dar, de compartir aquello, se prolonga la vida. Así lo hizo la familia de Fausto. Sus pertenencias más preciadas, ahora, acompañan a sus amigos.
Es que era muy buen compañero. Siempre buscaba la unión de los suyos. De pequeño había asistido al jardín N°1, y a la escuela Corbeta Uruguay. Juagaba al vóley en el polideportivo local, pero su gran pasión era la pesca, “aunque hiciera frio el tenia que ir al muelle a pescar” relatan sus papás, “ese es su lugar”.
Era tímido y no publicaba muchas fotos en las redes sociales, pero disfrutaba de mirar videos, sobre todo de animalitos, y leer los comentarios. Luego se los enviaba a su mamá para compartir las rizas. Les gustaban los fideos con queso y las milanesas con pure. Su gran pendiente era probar la comida asiática, en particular el ramen. Era admirador de lo natural, un día, cuenta Carina, al llegar a su casa lo encontró con dos saquitos de té en los ojos para descansar y eliminar granitos: “era muy lindo y tenía muchas pretendientes” ríe su mamá.
Su gran pasión era los mangas, en particular “One Piece” con su personaje Luffi aunque leía de todo. Era reflexivo. Una tarde, Carina recibe un mensaje de Fausto que decía:
“Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo” Jorge Luis Borges. ¡MA! ¿Qué entendes que intenta decir esta frase? ¿Que el tiempo pasa más rápido dependiendo su compañía o que sin su compañía su vida se acorta?
El día del entierro su profesora de música entonó “té para tres” compuesta por Gustavo Cerati: “el eclipse no fue parcial y cegó nuestras miradas, te vi que llorabas por él”
Era la canción favorita de Fausto.
UNA MUERTE ANUNCIADA
La caída de Fausto Maldonado desde un quinto piso, mientras trabajaba en un edificio en construcción, no fue producto del azar o de un accidente. Hechos como este ocurren en Pinamar desde hace tiempo. La falta de controles se hace palpable. Quienes pierden la vida son familiares, amigos, o conocidos y a pesar de ello, nadie denuncia las irregularidades.
Hace más de 30 años, la sociedad de Pinamar se conmocionaba al caer un balcón con cuatro jóvenes. Ocurrió el 27 de enero de 1992. Tenían entre16 y 18 años. Charlaban en el balcón del departamento 8° “E” del edificio Ática 1, ubicado en la calle De las Toninas. En medio de la conversación la estructura del balcón se separó de la torre y cayó en picada hacia el estacionamiento. El brutal golpe contra el asfalto mató en el acto a los cuatro amigos que iban a la misma escuela e incluso también jugaban juntos al rugby en el club San Cirano.
Pocos días después de la trágica caída del balcón la tapa del diario Clarín ya mencionaba "errores garrafales de construcción". Se puso, entonces, la lupa sobre el estado de las construcciones y la falta de controles por la cual suceden estos hechos. Nada se modificó. Años más tarde un nuevo acontecimiento se registra en la ciudad balnearia. Una joven de 20 años, oriunda de la localidad de General Madariaga, falleció en la noche del viernes al ser aplastada por un montacargas en la heladería Munchis.
A mediados de noviembre de 2021, en un reunión de amigos, otra joven de 25 años, mamá de una niña de 4, al momento de bajar a abrirle la puerta a un invitado cayó por el hueco de un ascensor. La causa fue caratulada como “homicidio culposo”. Se determinó que existía una falla por la cual la puerta se abría sin que el ascensor estuviera en el lugar.
Los controles en materia de construcción brillan por su ausencia al igual que el cumplimiento de las normas de seguridad e higiene para los trabajadores. La seguridad en las obras en construcción debe ocuparse de la prevención de accidentes, identificando los peligros y eliminándolos o poniéndolos bajo control. La higiene tiene como objetivo la prevención de enfermedades profesionales, por ejemplo, hipoacusias o sordera profesional, que es una enfermedad irreversible. Por lo tanto, Higiene y Seguridad en el Trabajo es la técnica orientada hacia la prevención de todo daño que afecte a la salud de los trabajadores. Nada de esto ocurrió con Fausto. La emprensa “Creadora de Ideas” que no contaba con la habilitación correspondiente, según se detalla en el expediente judicial, incurrió en varias violaciones a la LEY Nº 19.587, el Decreto 911/96 que dirime las normas específicas para la Construcción y demás normas reglamentarias.
Gustavo Dellepiane, representante legal de Carina y Juan, sostuvo que “el homicidio culposo de Fausto es algo que no debió ocurrir. Es impresionante la cantidad de edificios en construcción con los que cuenta Pinamar y la cantidad de edificios que hizo la empresa que se arroba como titular comercial, no titular registral.” Y agregó “el titular de la empresa es Iván Renkine, la responsabilidad es clarísima y absoluta. Acá es tan alevosa y clara la falta de preocupación de Renkine, de Gustavo Gabriel Mari, del arquitecto de la obra Mariano Masías y del encargado de seguridad e higiene que también está imputado en la causa. Es muy clara la impericia, la negligencia y la inobservancia de los deberes a su cargo”.
Es el propio Renkine el que “vive en las redes sociales jactándose de que es un excelente hacedor y constructor. Excelente cumplidor de plazos sin cumplir las mínimas medidas de seguridad y lo hace en el frente del edificio donde él mato a Fausto Maldonado” afirma Dellepiane.
HOY
Hace un año Fausto Maldonado trabajaba en un quinto piso. Era un día ventoso. Su entusiasmo lo llevaba a desempeñarse en varias labores. Las medidas de seguridad e higiene no estaban dadas. Una delgada madera era la que protegía de posibles caídas en las zonas del edificio que daban al vacío. Nada más. La obra no contaba con los arneses correspondientes como lo determina la ley, entre otras falencias.
Tras la muerte de Fausto la obra continuó inmediatamente… y el edificio se terminó en los pazos establecidos sin mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores.
Este lunes 12 de agosto se conmemora un año de aquel fatídico día en el que Fausto perdió la vida. El pedido de justicia, encabezado por sus papás, contará también con la presencia de familiares y amigos. Se invita a la comunidad a concurrir con una velita. El encuentro será este 12 de agosto a las 18 horas en las calles Marco Polo y Bunge.