Estas son algunas de las grandes luchadoras por la liberación e independencia. Las que no fueron contadas, las olvidadas, pero sin embargo su rol fue fundamental en nuestra historia, las verdaderas heroínas. Es hora de contarlas repetidamente.
Los libros de historia siempre nos cuentan del rol indiscutible del varón en la Revolución del 25 de Mayo, en la conformación de la Primera Junta, entre discusiones, doctrinarios y baluartes de la proeza, aquellos que pusieron el pecho y les valió la vida por la independencia de nuestra querida patria. También hubo otras personas, las mujeres, nosotras, las que no podíamos participar de la política porque se decía que no era nuestro ámbito, nos remitían sólo al doméstico o el de criar hijes, y se mantuvo así por más de un siglo. Sin embargo, la participación de la mujer en la historia fue crucial y en ésta en particular. Es necesario e indiscutible hablar de ellas, las mujeres de la Revolución, las que también lucharon por sus ideales y por la libertad de una nueva Nación independiente.
Hoy te contamos sobre 3 mujeres que revolucionaron la historia. Son la Matria.
María Remedios del Valle: “La madre de la patria”
Así la llamaron por salvar numerosas vidas. Nacida en la capital del Virreinato del Río de la Plata en el año 1766 y de origen africano, su vocación de servicio la llevó a realizar trabajos de enfermería para auxiliar a los soldados y heridos de guerra que defendían el territorio de las invasiones inglesas, en 1807. Pero no sólo curó heridas y se ocupó de los soldados, también embistió armas, enlistada y tan decidida, participó en varias batallas, entre ellas la de Tucumán, Salta y Ayohuma.
Fue nombrada, por Manuel Belgrano, capitana de su ejército por su lealtad y compromiso con la patria.
Mujer de una gran fortaleza y espíritu patriótico, cuenta la historia que, herida de guerra, prisionera y torturada por los españoles, pudo escapar y enlistarse nuevamente a las tropas de Güemes y Juan Antonio Álvarez de Arenales. Fue así su vida, entre batallas, sanando heridas entre estruendos y consuelos, sin embargo, la vida de su esposo y sus dos hijos quedaron truncas en la guerra.
A mediados de la década de 1820, cuando fue reconocida pidiendo limosna en las calles, María Remedios había caído en la pobreza y en el olvido, luego de la Revolución, sin dinero, ni familia, ni reconocimiento alguno por su entrega.
Años más tarde un diputado solicitó, ante la Sala de Representantes, que se le otorgara una pensión por los servicios prestados a la patria. Así se le reconoció un sueldo correspondiente al grado de Capitán de Infantería, de 30 pesos, que se le abonarían recién 7 años más tarde.
Hoy, gracias a la valorización académica de los estudios de género (producto de una larga tradición de investigadoras feministas) y de las minorías étnicas, la figura de María Remedios adquirió reconocimiento y reivindicación. Cada 8 de noviembre celebramos el Día Nacional de los Afroargentinos y la Cultura Afro, en honor a su fallecimiento el 8 de noviembre 1847.
Hoy la nombramos y contamos un poco de su historia. ¡Una mujer que hizo Revolución!
Juana Azurduy: guerrera absoluta
Una mujer que supo mantener sus ideales y convicciones. Nació el 12 de julio de 1780, en Chuquisaca (actual ciudad de Sucre) se casó con Manuel Padilla y tuvieron cinco hijes.
Su vida cambiaría para siempre en mayo de 1810.
Comprometida con la Revolución, se unió al ejército del Norte liderado por Manuel Belgrano junto a su compañero Manuel Ascencio Padilla. Juana comandó tropas, colaboró con Miguel Martín de Güemes ( hasta 1821) luchando en más de 30 combates haciendo posible la liberación de Arequipa, Puno, Cusco y La Paz.
Una mujer involucrada con la lucha y la liberación, logró reclutar a 10 mil indígenas. Entre sus combatientes se destacan “Las Amazonas”, un grupo de mujeres movilizadas por la causa de la liberación del pueblo.
También se puede leer en algunos textos que Juana, embarazada de su quinta hija, siguió combatiendo e incluso logró arrebatarle un estandarte español a un coronel enemigo. Acto por el que fue reconocida por Manuel Belgrano, quien le obsequió su espada. Belgrano, además, le escribió al director supremo, Juan Martín de Pueyrredón, para que le concediera a Azurduy el grado de teniente coronel.
Una vida llena de batallas, de victorias y de pérdidas ya que cuatro de sus hijos murieron en las guerras y luego también su compañero, Padilla.
Si bien el rol de Juana fue indispensable en la guerra y para la liberación, murió el 25 de mayo de 1860 en Jujuy a los 82 años en el olvido y la pobreza.
En la actualidad se firmó un tratado internacional que instituye la fecha del nacimiento de Juana Azurduy, 12 de julio, como el día de la Confraternidad Argentina-Boliviana. El gobierno nacional también dispuso que, en la Plaza Colón ubicada detrás de la Casa Rosada, se levante una estatua en su honor.
Hoy la nombramos, y contamos un poco de su historia ¡una mujer que hizo Revolución!
Macacha Güemes: líder de la peonada, “Madre del Pobrerío”
María Magdalena Dámasa Güemes conocida como “Macacha”, nació el 11 de diciembre de 1787 en Salta, de clase social alta, era la hermana de Martín Miguel de Güemes. Casada con Román Tejada tuvieron una hija. Aprendió a leer a los 5 años gracias a su padre, algo nada frecuente en esa época considerando que ella era mujer. Fue también una de las mujeres más importantes para la independencia Argentina. Se involucró en la causa revolucionaria, se ganó el respeto y la lealtad de toda la “peonada” por su trato digno.
En 1810, con la llegada de la Revolución, los hermanos Güemes se unieron a la causa y organizaron un ejército de gauchos que, más tarde, sería conocido como los “Infernales” de Güemes para la expedición al Alto Perú.
Su rol fue crucial, hizo trabajos de logística y había tramado una red de espionaje. En 1815 Güemes fue nombrado gobernador de Salta y Macacha fue una especie de “Ministra sin cartera” y se ocupó de todas las cuestiones de gobierno y tratados debido al peso que ella tenía en las cuestiones públicas y su gran capacidad de mediación.
Tras el deceso de su hermano, siguió siendo muy importante en la política de la provincia y se sumó al Partido Federal, por lo que fue muy respetada, incluso entre los opositores unitarios.
Formó el partido “Patria vieja” y siguió sirviendo a la causa revolucionaria. Fue encarcelada, junto con su madre y otros simpatizantes de su partido, fueron liberados luego de una sublevación del ejército gaucho, episodio conocido como “Revolución de las Mujeres”.
Fue defensora de los intereses de los más postergados, dotada de una inmensa habilidad política que nutrió desde la cuna. En 1816, Macacha fue esencial para la firma de la Paz de los Cerillos, en el marco de un conflicto entre Martín Miguel y el general Rondeau al mando de las fuerzas de Buenos Aires. Pieza clave para la firma de la independencia.
Su vida fue muy activa entre la revolución, la política y el bienestar de su provincia, siempre en defensa de los intereses de las personas más humildes, “Madre del Pobrerío”, así la llamaba el “gauchaje”. Falleció a los 90 años, un 7 de junio de 1866.
Hoy la nombramos, y contamos un poco de su historia. ¡Una mujer que hizo Revolución!
Es tiempo de reivindicaciones
Hubo otras. Muchas otras. Y la historia repetida de siempre, ninguneadas, silenciadas, desvalorizadas, menospreciadas. Ya no. Es tiempo de las mujeres y de contar nosotras la historia, también.
Fuentes: