La cuentacuentos de rasgos allende los Alpes Dináricos de sus ancestros, presentó su primer poemario.
Marcela es una reconocida cuentacuentos de Pinamar. Su intervención oral y visual, promotora de la lectura, ingresa en las escuelas y jardines de infancias acaparando una lluvia de sonrisas. "Los cuentos del fin del este", nombre que otorgó a su acción narradora y está anclado en el significado belga del barrio de Ostende, son también disfrutados cada temporada: centenares de niñas y niños turistas se acercan a su picnic de libros y se sientan en la arena a escuchar la voz suave de Marcela. Quien no haya oído la sonoridad de su risa fresca como cascada alpina, se ha perdido de conocer la fuerza contagiosa de la carcajada femenina que se enfrenta a todos los obstáculos enfrentados por las madres que criamos solas.
Imperdibles sus anécdotas de la abuela polaca persiguiendo gansos, las historias de sus ancestros croatas y la magia bibliográfica anclada en la literatura infantil y juvenil que habita su casa octogonal de Mar de Ostende.
Marcela se ha ganado un lugar destacado en la cultura pinamarense dedicada a las infancias porque hace cerca de veinticinco años brinda su visión amorosa del mundo para que niñas y niños tengan derecho a imaginar y soñar.
El sábado trece de agosto, en la Biblioteca Popular Manuel Belgrano, nuestra cuentacuentos de ojos balcánicos presentó su sensible poemario editado por Muriel Frega. La acompañaron narradores de otras ciudades, artistas locales y varios residentes que gozan de la poesía.
A continuación podrán disfrutar un precioso poema de nuestra artista enamorada del mar, quien al unísono de la publicación de su libro se recibió de timonel lista para navegar, capitaneando barcos que surcan bonanzas y tempestades, siempre evitando el naufragio del alma:
Oxímoron
Hay quien espera el día inesperado
Es absurdo
Claro que no puede cambiarse
(es como el color de los ojos)
Cuánta luz amor
cuánto océano
cuánto indescifrable caligrama
en este borde del mundo…
…cuando el viento de Ostende
hace nacer el día
desde el fondo del agua