La Campaña busca interpelar socialmente. Millones de hogares en Argentina padecen esta violencia. El sistema judicial, los medios y la sociedad minimizan y reproducen patrones machistas re violentando a las madres que crían solas.
Una de las violencias más extendidas y naturalizadas, en Argentina y Latinoamérica, es la violencia económico patrimonial a través del incumplimiento alimentario por parte de varones no convivientes. Hay que aclarar que cuando se manifiesta esta problemática ya estamos hablando de violencia de género y que no es sólo material en el sentido de recursos económicos, sino que también es simbólica, psicológica, emocional, verbal y hasta física. Crecen los relatos de mujeres golpeadas y hasta de femicidios donde se comprueba que hubo reacción del violento por un tema de dinero o patrimonio.
Decimos que, detrás de las otras violencias, se esconde el tema del dinero generalmente pero, esta violencia, queda soslayada o desdibujada, a veces incluso no es autopercibida por las mismas mujeres porque se da un mecanismos de “naturalización” social respecto al “rol materno”. Durante siglos, el estereotipo de la mujer ha sido el de la abnegada, madre, ocupada de las tareas del hogar y la crianza o cuidados, siempre a disposición de los demás, poniendo sus propias necesidades y deseos en último lugar, etc. Y el estereotipo del varón como el proveedor económico, “jefe” de la familia, “el que trae la plata a casa”. Esta división social del trabajo, siempre basada en una división sexual, ha convencido al propio género que no percibe la desigualdad y vulnerabilidad en que la deja parada la dependencia económica. En cambio, para el varón machista, poseedor de los bienes y el ingreso económico, esta fórmula de poder lo pone en un lugar de superioridad que se fue construyendo por siglos bajo el paradigma patriarcal, reforzado por el sistema capitalista donde el dinero vale más que la vida de un ser humano, hasta de lxs propixs hijxs. Mujer domesticada y objeto sexual, varón propietario y portador económico.
Resulta entonces que el dinero es un falo. Un arma de dominio que esconde un pacto sexual que se rompe al momento de la separación.
Por eso, cuando se habla de violencias de género del tipo económico patrimonial se debe comprender que, de fondo, habitan estas creencias dañinas y conductas que parten de una relación desigual de poder y de una tergiversación del valor puesto en el dinero por sobre el valor de la vida. En la mayoría de los casos que se reportan, en denuncias, investigaciones y testimonios de mujeres que sufren esta violencia, el común denominador es la falta de manutención económica y de corresponsabilidad en los cuidados, luego de producida la separación. También en casos de embarazos donde los varones no se hacen responsables de nada. No existe la figura legal del “abandono paterno” pero es un tema recurrente en el país y Latinoamérica. Y tiene que ver tanto con el abandono de las obligaciones económicas hacia lxs hijxs como de las tareas de cuidado. Nada menos que mantenerlos con vida.
@marubreard_ : Todas tenemos una amiga luchando por la cuota alimentaria, pero nadie tiene un amigo deudor alimentario.
La mujer así, queda a cargo sola con todo. La sobrecarga es económica, física, mental y emocional, a diario. La realidad es que todas conocemos una mujer criando sola – recita un slogan de la Quinta Ola y sigue- pero ninguno conoce a un incumplidor alimentario. Las cuentas no dan”. La agrupación y una de sus representantes, Mariela Breard (Licenciada en Trabajo Social y actual Directora de Equidad de Género y Diversidad Sexual de la Cámara de Diputadxs PBA) recorren territorios, asisten, escuchan, asesoran y capacitan a muchas mujeres en esta situación, desde hace años.
Cuando Paola Urquizo, licenciada en Psicología y feminista, armó Familias Monomarentales durante la pandemia fue por la escucha constante a madres que no daban más de tanto resistir. Lo mismo Mir Maidana cuando creó en Facebook la comunidad de “Mamás que no reciben cuota alimentaria”, un espacio de asesoramiento y contención donde las madres comparten las incongruencias del sistema judicial, las barreras con las que se enfrentan a diario para efectivizar las cuotas de alimentos o incluso la impotencia del mal trato recibido por parte de los varones incumplidores que evaden sus responsabilidades. Lo mismo Marcela Gómez Vizzoni que milita desde Catamarca con Hogares Marentales. Florencia Soraire es antropóloga y activista desde Salta, Ma. Marta Cardozo, abogada de Córdoba, comparte contenidos desde su instagram Abogando Sentidos para visibilizar el incumplimiento alimentario y facilita información sobre fallos con perspectiva de género, o lo contrario. Lo sabe también la abogada Ma. José Doña de Pinamar, que asesora y litiga en innumerables casos. O Gabriela Beatriz Marchi que se especializa en denunciar al sistema prostituyente y de Trata pero se cargó al hombro también la visibilidad y el armado de esta Campaña.
Lo cierto es que en cada rincón de Argentina hay mujeres luchando contra esta vulneración a los derechos humanos que degrada la vida y el desarrollo sustentable de las mujeres y sus hijxs. Todas forman parte de esta Campaña Federal, consensuada en encuentros virtuales con el fin de poner en agenda mediática, política y pública, esta violencia silenciosa y menospreciada que es estructural y atraviesa a todas las clases sociales.
Algunas de las referentas más destacadas del Feminismo Argentino adhirieron con sus re posteos a la Campaña, entre ellas Florencia Freijoo, Luciana Peker, Mariana Carbajal y Sol Despeinada. Del mismo modo otras agrupaciones del territorio nacional, como Ateneo Feminista, Red Regional de Mujeres de la Costa, Red nacional, Charlas compañeras, Insurrectas, y la Fundación Equifem a cargo de Claudia Hasanbegovic, abogada y doctora en Políticas sociales, consultora internacional además de una de las profesionales que más sabe, en el país, sobre esta violencia de género.
Privilegiados también adhirió a la Campaña y es importante destacarlo desde el punto de vista de las audiencias masculinas, ya que resulta un verdadero desafío llevar el mensaje a los varones cuando la mayoría no se vincula con espacios de contenidos feministas siendo parte del problema y no de la solución.
¿Le preguntaste a tu amigo si cumple con la cuota alimentaria? Es una Campaña que circula en redes, en este NiunaMenos 2022, y pretende quedarse hasta desnaturalizar creencias machistas, enraizadas en conceptos de la cultura patriarcal que demonizan a la mujer, en estos casos, como la “mujer vividora” que pretende dinero para banalidades. Del mismo modo se tergiversa el sentido haciendo pasar la problemática como un tema de “conflicto conyugal”. Todas concepciones machistas que menosprecian la gravedad del incumplimiento y subestiman el reclamo de las madres, desbordadas a diario en un sistema opresor que incompatibiliza el mercado laboral con el ejercicio materno. Cuando una madre debe recurrir al sistema de justicia para demandar alimentos al progenitor no conviviente, ya estamos ante un caso de violencia de género. Es fundamental comprender esto.
La cultura patriarcal persiste en jueces, juezas y operadores del sistema judicial que resuelven con fallos misóginos y en contra del derecho, de las madres e hijxs, a una vida libre de violencias. Las “cuotas de alimentos” son migajas cuando se logran y siguen dejando la mayor carga a las madres solas. La judicialización recae sobre las mujeres en un laberinto interminable e ineficaz donde los incumplidores encuentran mecanismos constantes de evasión. Hay leyes que sancionan hasta con cárcel este delito, pero no se implementan. Los medios de comunicación sin perspectiva de género minimizan esta violencia y reproducen patrones sexistas y discriminatorios hacia las mujeres. Y gran parte de la sociedad sigue naturalizando y siendo cómplice de este abandono hacia lxs hijxs y violencia directa hacia las mujeres a cargo de hogares monomarentales.
#Niunamenos