La iniciativa surge de la colectiva Maternidades Feministas La Matanza con el apoyo de la Concejala Natalia Hernández del Frente de Izquierda. El proyecto busca estipular un porcentaje de cupo en empresas y Estado para las madres de familias monomarentales, con mecanismos y espacios de cuidado para hijos/as. Natalia Chiocconi, representante de la colectiva, considera que es hora de que las empresas se comprometan con la independencia económica de las mujeres y dejen de lado los prejuicios entorno a la maternidad y los estereotipos en trabajos masculinizados. La brecha de género existe y se profundiza por el tema de los cuidados.
Una colectiva de 16 madres de familias monomarentales que pertecen a Ramos Mejía, San Justo, La Tablada, González Catán, Laferrere, Villa Constructora y Villa Luzuriaga, decidieron presentar un proyecto de ordenanza con perspectiva de género y niñez en el partido de La Matanza. Con el apoyo de Concejalas del Frente de izquierda, como Natalia Hernández, buscan crear una respuesta efectiva a la problemática de las madres que crían solas en Argentina, entendiendo que la independencia económica es fundamental para salir de las violencias a las que estas madres se enfrentan a diario. No sólo por parte de varones incumplidores de la obligación alimentaria, como del sistema judicial que dilata y menosprecia las demandas por cuotas de alimentos, sino también del mercado laboral que excluye a las mujeres por la condición de ser madres.
Como detalla el texto del proyecto: “Que las mujeres a cargo de “familias monomarentales” en su mayorìa tienen que afrontar trabas y burocracias en instituciones del Estado, y la Justicia en particular, ya que han sido víctimas de violencia, siendo la mayoría de las veces, revictimizadas. A esto se suma el problema de la inserción y mantenimiento en el mercado laboral, cuando no hay posibilidad de distribuir las tareas de cuidado y las responsabilidades alimentarias proponen todo un reto del que el Estado no puede mantenerse ajeno. Que esos hogares, esas mujeres que son trabajadoras, que todos los días hacen un esfuerzo terrible para sostener la vida de sus familias, merecen verdaderamente la prioridad de todas las políticas públicas”.
La tasa de desocupación es mayor en mujeres que varones, se trata de la “brecha de género” que existe y no es sólo salarial sino también laboral. Uno de los motivos por los cuales las mujeres se ven en desventaja a la hora de ingresar al mercado laboral tiene que ver justamente con la maternidad y las tareas de cuidado que quedan, en su mayoría, a exclusivo cargo de las madres. Pero también los cuidados de adultos mayores son ejercidos en su mayoría por mujeres de la familia.
Cuando pensaron la idea, desde la agrupación, consideraron que muchos empresarios no toman mujeres en sus empresas por la maternidad en sí misma, porque “piensan que si un hijx se enferma debemos faltar pero no son situaciones que no se puedan resolver desde una perspectiva de derechos humanos.” – explica Natalia Chiocconi, integrante de maternidades Feministas La Matanza e impulsora del proyecto de ordenanza.
Otra realidad que subsiste, a pesar de los esfuerzos por desterrarla, son los estereotipos de género dentro de las empresas, por ejemplo las metalúrgicas, donde los trabajos técnicos o con maquinarias están altamente masculinizados. “Creen que las mujeres no podemos aprender a manejar máquinas y no es así, si nos capacitan lo hacemos, como cualquier persona. Yo fui operaria metalúrgica y aprendí a usar el balancín y las montacargas Clark”- comenta Natalia.
El proyecto presentado en el legislativo de La Matanza crea un “Programa de acceso laboral para las mujeres a cargo de Familias monomarentales” a través de un Registro municipal donde deberán inscribirse para luego acceder y que sea el propio Estado municipal quien controle el cupo en las empresas.
“Que en La Matanza residen empresas nacionales y de capital extranjero, exportadoras; cinco empresas concentran la mayor parte de dichas exportaciones. Son 207 exportadoras que se benefician con la suba del dólar, entre ellas DREAMCO ( ex-Alicorp), Acindar, Mercadolibre, Klaukol, Mercedes Benz, Royal Canin, Manaos, son la otra cara de la precarización laboral y, a pesar de los cambios de gobierno, siempre ganan.” – detalla en otro párrafo el proyecto presentado.
En el partido de La Matanza todavía no cuentan con un relevamiento oficial, como en la mayoría de los municipios, respecto a la situación de las familias monomarentales pero desde Maternidades Feministas sostienen que es una problemática recurrente y saben que la mayoría no cuenta con trabajo registrado, con derechos garantizados que les permitan acceder a una vida digna para poder organizarse. Como relata la activista:
“El tema es que si no conseguimos cuotas alimentarias dignas, no tenemos apoyo de cuidados, maternamos solas, no podemos profesionalizarnos porque no hay terciarios ni Universidades con guarderías, tampoco empresas con el servicio de cuidado, entonces necesitamos más trabajo remunerado porque muchas son docentes, por ejemplo, pero que no llegan a pagar un alquiler para independizarse con el sueldo, entonces viven con sus familias de origen donde hay violencia. No salimos de un repollo.”
A modo de ejemplo, Chiocconi menciona que una de las mujeres de la agrupación es docente, madre con 3 hijxs, y tiene una cuota provisoria de 13.600 mil pesos por lo que hace triple jornada de trabajo. Otras tienen buenos trabajos remunerados pero aun así no llegan a fin de mes entonces sus familias tienen que ayudarlas. Hay mujeres que no tienen familias que las ayuden. Otras subsisten con trabajos informales, como la propia Natalia, y van trabajando mientras maternan, todo junto, sacrificando muchas necesidades. Las realidades pueden variar en algunos de esos aspectos pero todas están cruzadas por la misma desigualdad de género.
Chiocconi expone además que al reunirse con las legisladoras que colaboraron con la redacción del proyecto “Las mismas concejalas relataban historias de otras familias que vivían lo mismo y pedían, por ejemplo, espacios de ocio”.
El ocio o esparcimiento es una cualidad que suele no medirse, ni en valor ni en tiempo, pero cuando falta por exceso o sobrecarga de tareas y necesidades básicas insatisfechas, es un valor que se hace sentir y para estas familias monomarentales suele ser un “bien de lujo”. Así lo manifiesta Natalia en la entrevista: “El ocio, el disfrute, el placer, el descanso, no es algo que podamos tener, ni nosotras ni nuestrxs hijxs porque no llegamos a pagar esas cuotas de actividades que nos gusten, por ejemplo el Club para que hagan deportes”.-
El emprendedurismo no es la solución
Otro tema que suena conocido y al que muchas mujeres recurren tiene que ver con la “Cultura del emprendedurismo” que surge en los últimos años como modelo neo liberal del trabajo pero que, en realidad, responde a la baja empleabilidad hacia la que va el mundo y es parte de todo un sistema meritocrático que te dice “arreglate sola”. Natalia cuenta que pensaron en armar una cooperativa de trabajo pero no tenían ni el tiempo ni el dinero para armarla, ni los recursos para producir. “Nos quieren ayudar con proyectos para `emprendedoras´ pero hay muchas mujeres madres que no saben que producir, ni pueden pensar siquiera, o no tuvieron posibilidades de capacitarse en algo, están solo sobreviviendo el día a día y eso no te permite pensar.”
Nati pone la voz en primera persona. Es re- vendedora de ropa, entonces tampoco entra en la categoría de `emprendedora´ porque no `produce con sus manos´, lo que la excluye de esa categoría entonces cuando va al Banco Provincia le piden monotributo que tampoco pudo sostener y tiene deuda. Primero darle de comer a su hijx.
El sistema resulta así totalmente excluyente para quienes no cuentan con recursos porque no se trata sólo de recursos materiales sino también simbólicos, como poder capacitarse para saber un oficio o poder, inclusive, pensar para elaborar ideas, algo que puede resultar imposible para una madre sobrecargada.
“Así, es todo un pichuleo o engaño que en realidad nos mandan a la casa solas de nuevo porque nos dicen `producí un emprendimiento, seguí criando sola´, no solo a hijxs, a veces a adultos mayores también, y por eso creo que hay que atender a las problemáticas de las familias monomarentales porque no es que no queremos salir a trabajar 8 o 10 horas afuera en forma remunerada, sino que no podemos porque el mercado, las empresas y los políticos no hacen nada para que las mujeres puedan mejorar sus vidas. Por eso este proyecto va en ese sentido con jornadas laborales reducidas y derechos.”
Para las mujeres madres de familias monomarentales la respuesta y solución es trabajo registrado con derechos como obra social, aguinaldo, vacaciones, lo que les permite salir de situaciones injustas y de violencia de género, para luego poder reclamar cuotas alimentarias dignas, o luchar por educación y salud pública. Tener tiempo y poder organizar el resto de proyectos o actividades.
El proyecto
Impulsa que el municipio intervenga para que las empresas, con mayores ganancias, cumplan con un cupo de madres monomarentales e incluya a otras familias con situaciones similares, como abuelas, tías, que cuidan niñxs y tienen la necesidad de manutención. La idea es abrir una inscripción, que regularía el municipio, y la gente pueda anotarse pero que no sean posibilidades de trabajo siempre en relación a sectores precarizados, como el de limpieza, sino todo tipo de ofertas de trabajo.
El proyecto ahora pasa a Comisión de Género y ahí se decidirá qué requisitos deberán pedir para demostrar que sos familia monomarental, como denuncias por violencia, por ejemplo.
De evasores y testaferros
La sociedad en general, en todos los ámbitos, gravemente en el judicial, sostiene una postura compasiva y complaciente con los deudores alimentarios, no así con las mujeres y niñeces abandonadas. Un ejemplo es el que manifiesta Natalia: “Hay un tema que se debate con las concejalas y nosotras no coincidimos, en el sentido que si bien es cierto que las situaciones familiares son diversas y generalizar puede ser injusto porque excluye a minorías, pero muchos piensan en forma compasiva con los varones incumplidores alimentarios porque dicen que tienen trabajos precarios o están fuera del sistema, o sostienen a otras familias, o se enfermaron. Pero nosotras queremos decir que no es así en general. Al menos en nuestra agrupación, la mayoría de los deudores alimentarios pasan lo menos posible de cuota y evaden tener bienes a su nombre, incluso tienen empresas y ponen testaferros, tienen autos caros, no tienen ni líneas de teléfonos a su nombre. Es increíble porque incluso reclaman a la justicia cuidado personal de sus hijxs pero no tienen declarado domicilio para no hacerse notificar. Es decir, no hablamos de excluidos sino de evasores que no tienen sanción, en una nación con un código penal anti punitivista. Nosotras creemos que tenemos que cambiar esta realidad.”
La salud económica y mental de las madres
“Necesitamos trabajo, comer y devolver a las mujeres madres de familias monomarentales la salud mental que perdemos con años de criar solas y luchar en juzgados que no reparan. Es fundamental para salir de las violencias a las que estamos sometidas, porque si el sistema capitalista funciona de esta manera heteronormativa de “mamá cuida y papá trae dinero” pero la realidad muestra otra cosa, hay que reacomodar el sistema.”
El proyecto fue presentado en noviembre y aún espera el tratamiento en Comisión. Desde la colectiva Maternidades Feministas La Matanza reflexionan ante una realidad que no favorece la visión de igualdad porque el gobierno de Milei niega la desigualdad de género y es anti derechos y anti feminista, pero confían en que la provincia de Buenos Aires seguirá el camino trazado en materia de políticas públicas para las mujeres y diversidades, con la conducción de Axel Kicillof. Asimismo confían en la gestión del intendente Fernando Espinoza quien – aseguran- trabaja conjuntamente con la Secretaría de Género.
“Sabemos que podemos discutir pormenores cuando este proyecto entre a Comisión, pero creemos que es posible implementarlo porque apelamos a la responsabilidad social de los empresarios que tienen la obligación ética con lxs trabajadorxs y hay que pensar que las mujeres somos productivas y estamos preparadas, nos merecemos el trabajo y nuestras niñeces merecen comida, techo y cuidados”. - cierra Natalia Chiocconi, Operadora social de niñez y adolescencia.