Se nos fue, nos dejó huérfanas y huérfanos a quienes leímos con regocijo a la que recuperó la memoria y la ejecutó con una escritura atenta a los invisibles de la posguerra, a lo que quedó de una España dividida por la Guerra Civil y la dictadura de Franco. Almudena había aprendido a representar realidades sumergida desde niña en el mundo galdosiano. Fue en un julio de su adolescencia, en la casa de su abuelo en Guadarrama, donde se maravilló con la escritura de Benito Pérez Galdós. Tendría quince años y la avidez de la lectura que la haría luego la escritora que fue, la que amorosa se ocupó de recibir y asesorar a otros escritores y se nos marchó tan pronto, dejando la desolación absoluta en el mundo de las letras.
Almudena Grandes reaccionó desde su escritura con la furia legítima de quien interpelaba a esa España desmemoriada e insensible. Le resultaba imprescindible que sus personajes invisibles, pequeños, negados, denunciaran a ese país que pasó de ser el más moderno en los treinta primeros años del siglo XX al más antiguo en los siguientes cuarenta. Por eso se atrevió a poner a trabajar la revisión del pasado. Consideraba importante el esfuerzo porque debía visibilizarse que la Segunda República fue un experimento democrático que funcionó muy a pesar de tanta objeción de los revisionistas ultras. Y eso, desnudar la obviedad, la condujo al adjetivo calificativo "roja", que ella no negaba y muy bien le quedaba, porque el sistema representativo que votan los españoles no se ha querido vincular a aquella democracia republicana y de ahí la derechización creciente y la aparición de fascismos exacerbados como lo es Vox.
Almudena se permitió la deconstrucción apoyando la aparición del lenguaje inclusivo: “…aplico el sentido común. Procuro hacerlo de una manera que no canse en el texto. Pero, francamente, creo que desdoblar los artículos de la Constitución, un texto tan especial, que nadie lee por entretenerse, sería simbólicamente muy pertinente. Porque creo que el lenguaje inclusivo se va a quedar, va a triunfar. Además hay fórmulas inclusivas que no tienen que ver con el desdoblamiento. Dices personas, gente, ciudadanía, usarlo el quienes, en vez de los que, que además es más bonito y tiene más sentido”.
Te vamos a extrañar, Almudena, pero como sucede con las y los grandes de las letras, por las obras que nos dejaste y tu paso incansable torciendo el canon literario que intenta pertinaz permanecer masculino, te has convertido en eterna. Tu frase "No hay amor sin admiración" está más vigente que nunca cuando reconocemos amarte porque te admiramos en un compás de infinito.
¡Gracias por las palabras, Almudena Grandes!
Obra
Novelas
- Las edades de Lulú (1989)
- Te llamaré Viernes (1991)
- Malena es un nombre de tango (1994)
- Atlas de geografía humana (1998)
- Los aires difíciles (2002)
- Castillos de cartón (2004)
- El corazón helado (2007)
- Los besos en el pan (2015)
- Episodios de una guerra interminable
- Artículo principal: Episodios de una guerra interminable
- Inés y la alegría (2010)
- El lector de Julio Verne (2012)
- Las tres bodas de Manolita (2014)
- Los pacientes del doctor García (2017)
- La madre de Frankenstein (2020)
- Libros de relatos
- Modelos de mujer (1996)
- Estaciones de paso (2005)
Artículos
- Mercado de Barceló (2003)
- La herida perpetua (2019)
Colaboraciones
- La buena hija. Cuento en Madres e hijas de Laura Freixas.
- Especies en protección. Cuento en Érase una vez la paz.
Literatura infantil
- ¡Adiós, Martínez! (2014)
- Adaptaciones cinematográficas
- Las edades de Lulú (de Bigas Luna, 1990)
- Malena es un nombre de tango (de Gerardo Herrero, 1995)
- Aunque tú no lo sepas (de Juan Vicente Córdoba, 2000). Adaptación del relato «El vocabulario de los balcones», de su obra Modelos de mujer
- Geografía del deseo - adaptación de Atlas de geografía humana; miniserie chilena de Boris Quercia e ideada por María Izquierdo Huneeus, 2004)
- Los aires difíciles (de Gerardo Herrero, 2006)
- Atlas de geografía humana (de Azucena Rodríguez, 2007)
- Castillos de cartón (de Salvador García Ruiz, 2009)