El Ministerio de Estela Díaz elaboró el primer informe sobre incumplimiento alimentario en la provincia de Buenos Aires. Una demanda que se pide a gritos desde hace años y desde todo el territorio nacional.
Carla se separó hace 8 años después de darse cuenta que era infeliz y se había comprado el cuentito romántico de la familia perfecta y la dulce maternidad. Desde entonces cría y mantiene sola la vida de su tres hijes porque el `progenitor´ se borró. Carla lleva ya 6 años en el sistema judicial desde que logró el divorcio, años de reclamos por incumplimiento de cuota alimentaria. Su quinta abogada ya consiguió embargar dos cuentas bancarias y una propiedad, pero nada redundó en dinero efectivo para Carla y sus 3 hijxs, solo papeles en el juzgado. El “proge” sigue ejerciendo violencia e incumple todo.
No es un caso aislado, se llama Patriarcado.
La demanda social estaba. La pandemia “ayudó” a visibilizarla más. No es un tema “nuevo”, es una violencia silenciada, naturalizada, minimizada y subestimada por operadores del sistema judicial de Argentina, por el Estado y la sociedad en general.
Desde nuestro espacio periodístico (quien escribe) y en un trabajo conjunto con la Licenciada Paola Urquizo nos consolidamos como Familias Monomarentales durante la pandemia para empujar juntas la agenda mediática y política de esta violencia de género. Iniciamos un trabajo importante con la especialista que más conoce en Argentina sobre esta violencia, la Doctora Claudia Hasanbegovic. Otras agrupaciones y activistas, como la Licenciada Maru Breard y la agrupación Quinta Ola, venían haciendo trabajo de campo e investigación y nos encontramos en ése camino.
El Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires finalmente escuchó la demanda social y elaboró una encuesta, durante el 2021, que respondieron 6442 personas. Este miércoles 2 de junio el organismo que dirige Estela Díaz dio a conocer los resultados:
“Más de la mitad de las mujeres encuestadas (51,2%) indica no percibir ningún tipo de aporte por parte del progenitor de sus hijas y/o hijos. Un 15,3% (recibe cuota) de manera irregular, o sea:
- 66,5% no recibe obligación alimentaria, o sólo la percibe eventualmente.
- En los casos en que el progenitor cumple con sus obligaciones alimentarias a través de dinero, el monto resulta escaso o alcanza a cubrir solo algún gasto o necesidad particular
- Solo el 10% considera que es suficiente para cubrir todos los gastos y necesidades de niñas, niños y adolescentes.
- Frente al incumplimiento, las mujeres encuestadas describen múltiples estrategias para garantizar las necesidades de sus hijas e hijos. Muchas de estas estrategias implican un costo alto para sus condiciones de vida y las del hogar.
El informe “Incumplimiento de la obligación alimentaria en la provincia de Buenos Aires. Un problema estructural que profundiza las desigualdades de género” fue presentado, en la sala Astor Piazzola de la Casa de la Provincia BA, por Estela Díaz y Lucía Portos junto a las coordinadoras de la investigación, Sabrina Cartabia, Sol Calandria y Lucía Cavallero. Un trabajo que se llevó a cabo durante un año con un equipo de más de 25 colaboradoras.
El documento final contiene 141 páginas de datos y análisis de la problemática. Busca desentrañar las distintas aristas de esta violencia sistemática, desde los porcentajes que develan la magnitud del problema, los obstáculos para acceder a la justicia o las demoras del sistema para procesar las demandas por incumplimiento alimentario, las dilaciones y las débiles sentencias que en su mayoría no cubren las necesidades básicas de lxs hijxs. Las consecuencias y el impacto de este abandono, que ejercen los varones de la provincia de Buenos Aires, en la vida, salud y posibilidades de desarrollo de las mujeres y sus hijxs. Las herramientas, como el Registro de Deudores alimentarios, y los instrumentos legales con los que se cuenta para dar respuestas a la demanda. Y al final, una batería de medidas o “sugerencias para la acción”.
El informe es claro en poner en evidencia el impacto que tiene, esta violencia y vulneración de los DDHH, en la vida y salud de las mujeres e hijxs, reconoce que hay una falla sistémica, que tiene relación directa con la masculinización de la riqueza y la feminización de la pobreza (o dicho de otro modo, el empobrecimiento de las mujeres e hijxs). Reconoce incluso la responsabilidad del Estado:
“Las respuestas ineficientes y la indiferencia sistémica son un problema extendido. Esto permite, e incentiva, que la injusticia se siga reproduciendo pues, por un lado, se envía un mensaje social de tolerancia y aceptación. Por el otro, genera la sensación de inseguridad y la persistente desconfianza en las instituciones que administran justicia.
Hay una escasa visibilidad de la problemática en tanto discriminación reproductiva que les impide a las mujeres, hijas e hijos, vivir vidas plenas y libres de violencias. La falla sistémica actual exige de hecho a las mujeres, que condicionen sus vidas y afronten en soledad las responsabilidades derivadas de la crianza y cuidado de hijas e hijos. Esto puede llegar a constituir un supuesto de discriminación en el acceso a la justicia por razones de género, que implica responsabilidad internacional para el Estado.” (pág. 115 del informe)
Carla sigue sola con todo a su cargo. Como no tiene familia que la ayude con la distribución de las tareas y el cuidado de sus hijxs, vive sobrecargada física y mentalmente, corre todo el día tratando de llegar con sus diversos trabajos (remunerados y no), corre para cumplir con cada hijx que ya tienen edades con necesidades diferentes, 3 escuelas, ropa y calzado, salidas, celulares para estar comunicadxs y tener conexión, hacer actividades extra escolares que les hagan bien o salir a pasear y divertirse. No saben lo que significa irse de vacaciones con mamá, con papá si. El “proge” aparece cada 2 o 3 meses a visitarlos un rato o los invita dos días y salen a comer afuera, pasean y se divierten. El `Día del Padre´ obviamente apareció para pasarla con ellxs. Mamá le dijo que no tenían para comer ese día ni los que seguían, pero el tipo indiferente se dio la media vuelta y se fue, como siempre. Carla se endeuda todos los meses para cubrir las necesidades básicas. Le prestan dinero amigos, amigas y familiares. Pide ayuda a otras mamis del cole para que le cuiden a su hijo más pequeño un rato si tiene algo importante que hacer, duerme pensando que algún día no dará más y morirá, de esa idea le preocupa solo dejar a sus hijxs pero la muerte le resulta sinónimo de descanso. La otra idea que redunda en su cabeza es presentarse ante la jueza de su ciudad (que no tiene perspectiva de género) y 'entregarle a sus hijxs' para que se los den al proge, pero le llora el alma de solo pensarlo y le parece humillante. Sus deudas no son sus deudas, es la deuda del abandono del progenitor de sus hijxs, del sistema judicial, de Anses que le quitó las AUH también y del Estado.
“…el 32% indicó que tuvo que solicitar ayuda/aportes económicos a otros miembros de la familia o personas del círculo cercano. Asimismo, el 12% se encontró en la necesidad de solicitar créditos o préstamos para cubrir gastos o necesidades de cuidado. Es decir, que un 44% depende de dinero prestado, ya sea de familiares como de bancos y financieras, para completar sus ingresos mensuales. Así, el incumplimiento de la obligación alimentaria hace pasar a las mujeres de la condición de acreedoras (ya que a ellas se les debe la distribución en igualdad de la manutención y el cuidado de hijas e hijos) a la condición de deudoras frente a otros, afectando la posibilidad de ejercer una vida autónoma. (Pág. 47 del informe)
“La falta de pago de la obligación alimentaria junto con la des-responsabilización en las tareas de cuidado contribuye a la aparición de formas de sobreendeudamiento de los hogares monomarentales.
La ausencia de los varones progenitores en las responsabilidades de cuidado es transversal a los distintos sectores sociales.
Frente a la necesidad de resolver las tareas de cuidado, tanto en su dimensión económica como afectiva, se recurre a otros miembros de la familia y amistades, principalmente mujeres (abuelas, tías, hijas, hermanas, amigas).
Cuando no se cuenta con una red familiar para dar respuesta a la necesidad de cuidados, las mujeres recurren a las redes territoriales, también conformadas por mujeres.” (pág. 108 a 110)
Durante la presentación del informe sobre incumplimiento alimentario esta semana, la presencia de Dora Barrancos fue destacada cuando en su alocución mencionó que hay una naturalización de esta violencia, que la han padecido incluso en su propia familia, que “hay una suerte de indolencia social por lo cual esto está permitido y está entre los imaginarios de menor sanción” y que “las feministas hemos estado muy tarderas en esta denuncia, esto es una falta, un default…”- reconoció la asesora presidencial, socióloga e investigadora principal del CONICET. Manifestó que no bastan los fallos, en referencia a que el sistema judicial resulta inútil ante el incumplimiento y ejecuta sentencias sin perspectiva de género ya que enfoca esta violencia como una “querella entre particulares” faltando a su compromiso de justicia que se encuentra en los tratados internacionales con injerencia Constitucional.
Lo expuesto por Dora Barrancos condice con lo desarrollado en la Tesis “El dinero como arma de opresión patriarcal. Violencia económica y Medios” (autoría de quien escribe) donde expongo:
Referir como “conflicto conyugal” al incumplimiento de cuotas alimentarias es un claro ejemplo de tergiversación del sentido y ocultamiento de la violencia económica que detallamos en este trabajo de investigación. La naturalización social de las violencias de género, como ésta, han sentado las bases para su reproducción desde operadores de la justicia, medios de comunicación y la misma sociedad. Es por ello que deviene necesario un cambio de conceptualización y sentido respecto a esta violencia silenciada. No hay conflicto de partes cuando una de ellas debe recurrir al sistema judicial para reclamar lo necesario para el sostén de vida (de toda la familia monomarental), lo que hay es violencia de género. El dinero es usado como arma de opresión patriarcal y la mujer como objeto propiedad del hombre machista, nunca propietaria de los bienes materiales. Así como superamos el concepto de “crimen pasional” por “femicidio”, ahora debemos superar el de “conflicto conyugal” por el de “violencia económica”. No pagar alimentos es violencia y delito.” (Bertolino, Ma. Cecilia/2021-p.70)
Barrancos se refirió luego a un problema clave dentro del poder judicial que también desarrollo en la Tesis de grado lo que refuerza y evidencia la misma mirada en búsqueda de respuestas concretas. Dijo la Socióloga: “Me parece absolutamente anacrónica la división de fueros que tiene el derecho, acá y en otras partes del mundo. ¿No es una irracionalidad contundente?”. La intelectual refiere a la división del derecho dentro del poder judicial en cuanto a lo penal y lo civil, y que hace a que por ejemplo, en un mismo caso familiar, una mujer denuncia VdG al sistema y un juez penal investiga violencia pero, por otro lado, un juez de familia se encarga de la cuota alimentaria. Este problema es clave y se remite a los orígenes del Derecho pero ahondar en detalles excede los límites de esta nota.
La importancia de los jueces y las juezas con perspectiva de género que rompen con el “blindaje jurídico patriarcal” fue otro de los ejes que abordó la referenta del Feminismo en Argentina. Y mencionó con nombre y apellido un caso bien resuelto por un juez, el Dr. Mario Velázquez, del distrito Judicial de Monteros (Tucumán) que resolvió con perspectiva de género rompiendo el manto protector que reina sobre los varones en el poder judicial. “Necesitamos mucha creatividad, un poder judicial que se entienda con el derecho y la justicia” – remató Barrancos que luego agregó que la “cofradía patriarcal” no es exclusiva de jueces sino de varones en todo el sistema y puso de ejemplo el Registro de Deudores Morosos Alimentarios (RDAM) que resulta ineficiente como mecanismo de sanción porque hay un “blindaje de protección de la muchachada patriarcal en cada lugar de trabajo”- sentenció con ímpetu. Luego se refirió a proyectos de ley que se están trabajando y a que ya es el momento de trabajar con una nueva ley de Retención en la fuente de los incumplidores alimentarios, idea que ya publicamos en esta nota a Dora Barrancos.
En cuanto al informe del Ministerio, la mayor parte de las respuestas fueron de personas con nivel Universitario o Terciario, según quedó manifestado. Es sabido que, si el incumplimiento alimentario está presente en casi el 70% en este segmento social, empeora en los sectores más bajos del sistema.
El informe del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la PBA revela muchas aristas de la problemática y omite otras. Es un primer paso importante en producción de conocimientos sobre semejante violencia sistémica ya que hay poca investigación en la materia, pero la que hay es valiosa también.
El territorio demanda participación e inclusión
Con la claridad puesta en cuál es el monstruo a combatir, distintas organizaciones regionales, entre ellas la Red Regional de Mujeres de La Costa, hicieron llegar a esta redacción un pedido y queja hacia el Ministerio que conduce Estela Díaz solicitando mayor intercambio territorial.
Es de esperar que, desde el organismo provincial y Nacional, convoquen a mesas de trabajo mancomunadas para hacerle frente a tal problema estructural y complejo, pero no sin la presencia de quienes lo viven en carne propia, de las voces del territorio, de las grupas, no sin la presencia de las mujeres jefas de hogares monomarentales que deseen aportar, no sin la presencia de expertas que lo viven y estudian, que investigan, que producen conocimientos aún sin recursos del Estado.
Este reclamo respecto a la 'distancia y falta de escucha' entre funcionarias y territorio está presente y es una demanda interna de los feminismos que debe ser oída y canalizada.
En cuanto a Carla, sigue participando de activismo y grupos feministas en la provincia de Buenos Aires porque afirma que “el feminismo te mantiene enfocada y con propósito de vida”. Ahí al menos comparte tribu, charlas entre compañeras que viven lo mismo y transforma tanta opresión diaria en algo positivo, colectivo, político. Ya sabe que no es personal el tema sino multitudinario, pero eso tampoco la consuela mucho en algún punto porque comprende el tamaño de lo que enfrentan y que quizás no viva para ver resultados efectivos. De igual manera lucha, sigue, milita y no se calla. Sabe que por ahora sólo tiene el arma de la palabra, como la mayoría de sus compañeras. Con las palabras al menos siente que hacen un poco de justicia ante tanta injusticia, por eso entre mamis no los llaman “padres”, para no desprestigiar el sentido de esa palabra y cuidarla, como anidando la esperanza de poder llenar el mundo de padres un día. No. A estos incumplidores que son casi el 70 % de los varones separados de la Provincia de Buenos Aires, los llaman “Progenitores” que no es lo mismo que ejercer el rol de padre. Así, Carla siente que al menos hace justicia desde el lenguaje, hasta que llegue la otra.
Si querés ver la presentación del informe: Ministerio PBA sobre Incumplidores Alimentarios